Capítulo IV. Una tormenta de sentimientos

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Solo quedaba una clase, y no pude dejar de pensar en lo que dijo Luka sobre Jade 'No hagas caso a absolutamente nada de lo que Jade pueda decirte' ¿Quién era ella?

-Marinette...¿Marinette?- Juleka por fín consiguió captar mi atención.

-¿Eh? ¿Qué? Perdón, estaba algo distraida...- Dije con un hilo de voz.

-Te decía que hoy vamos a hacer pijamada en mi casa ¿Cuento contigo?

-Por supuesto.- Consiguió sacarme una pequeña sonrisa.

Pasada una hora sonó la campana, era hora de irme a casa, pero alguien estaba esperándome en la puerta.

-No vuelvas ha hablarle ni ha acercarte a mi novio, ¿Entiendes niñata?.- Dijo la chica de pelo rojizo.

Me quedé muda y se me cristalizaron los ojos, solo se me ocurrió salir corriendo.

UNAS HORAS MÁS TARDE EN CASA DE JULEKA.

-¡Hola chicas!- Dije moviendo la mano. Estaban todas: Rose, Alix, Myléne, Alya y Juleka.

-¡Marinette!- Dijeron al unísono mientras me abrazaban.

Empezó la pijamada, habíamos preparado películas, palomitas, patatas y pizza, además el suelo lo acomodamos con mantas y cojines ya que no cabíamos todas en el sofá.

Las horas parecían minutos, los minutos segundos. Decidimos ir a dormir, pero decidí ir a tomar el aire. Las vistas eran preciosas, era una de las grandes ventajas de que la familia Couffaine viviese en un barco.

-¿Te sientes así?- Una triste melodía de guitarra empezó a sonar detrás mío, obviamente era Luka.

-Eh...- Iba a responder, pero me vino a la mente la amenaza de Jade, por lo que sin decir nada decidí meterme adentro del barco.

Luka me tocó del hombro.- Espera ¿Qué te pasa? ¿He hecho algo para que te enfades?- Dijo con un tono de preocupación.

Nos sentamos en una hamaca y le dije todo: Lo que sintió cuando le llamó 'cariño' ese mismo día por la mañana, la amenaza que le hizo al finalizar la clase...

-Dime quien es, por favor...- Dije cabizbaja.

Instantaneamente me cogió de la barbilla y me levantó la cabeza con suavidad para que nuestras miradas se encontrasen.- Si contándotelo es la única manera de que podamos seguir hablando, te lo contaré. Hace un año, caí en depresión, Jade fue la única de mis amigas que me estuvo apoyando todo el tiempo, pero poco a poco nos fuimos enamorando y acabamos saliendo; pero ella se obsesionó conmigo, no me dejaba hablar con ninguna chica, hasta un día me prohibió ver a Juleka... Así que decidí romper con ella para que no fuese a más con su obsesión. Y parece ser que no se ha olvidado de mí... Cuando me fui con ella esta mañana para hablar, estábamos teniendo la misma conversación, le decía que no me llamase de ninguna forma cariñosa y que ya no sentía nada por ella. Pero parece que por un oido le entra y que por el otro le sale... Por eso te advertí de ella, porque sabía que no estaba bien de la cabeza, que sería capaz de hacer o decir cualquier cosa con tal de que ninguna chica se acercase a mí... Y te cuento todo esto, porque de verdad me importas Marinette, y no quiero que por culpa de un error del pasado nos distanciemos...

Me quedé sin habla, no sabía que decir, aún estaba asimilando todo lo que me había dicho. En su miraba se reflejaba verdadero preocupamiento hacia mí. Por lo que le abracé con fuerza. Cuando nos separamos, me volvió a agarrar de la barbilla y me besó. Era suave y muy cálido, haciendo un perfecto contraste con el frío de aquella noche.

-¿Marin...ette?- Se escuchó la voz de Alya saliendo de la puerta, nos había visto besándonos. Acto seguido nos separamos y nos pusimos rojos a la vez. No me salían las palabras, así que sin decir nada, opté por ir a la habitación donde estarían ya las chicas durmiendo.

-Es tarde y estoy cansada, pero mañana vas a contarmelo TO-DO- Dijo con una expresión de emoción y sorpresa. Yo en cambio seguí sin decir nada.

-Buenas noches Alya.- Dije susurrando para no despertar a las chicas.

-Buenas noches Marinette.- Me contestó con otro susurro casi inaudible.

Por mi mente solo pasaban tres cosas: Lo que me había dicho Luka sobre la bruja de Jade, el beso y el como le explicaría a su mejor amiga el beso.

A LA MAÑANA SIGUIENTE.

Me desperté y no había nadie en la habitación, debía de ser tarde ya que no son de madrugar. Me peiné un poco y me vestí para que no se asustasen por mis pintas de recién levantada. Bajé las escaleras y ya se habían ido casi todos a su casa, solo estaba Myléne y obviamente Juleka ya que era su casa. 

-Buenos días dormilona.- Dijeron al unisono mis dos amigas.

-¿Tan tarde es?- Dije sorprendida al ver que estaban ya haciendo la comida.

-Son la 1:35 (13:35).- Dijo mientras salteaba un risotto de verduras.

-Buenos días bella durmiente, ¿Te quedas a comer?- Escuché a mis espaldas. Me puse nerviosa y con la cara super roja al escuchar su melódica voz, me giré y vi su gran sonrisa.

-Sí.- Dije con mueca de alegría.-Llamaré a mis padres para avisarles, gracias.

Después de poner la mesa, nos dispusimos a comer, Myléne se sentó al lado mío, enfrente de mí Luka y a su lado Juleka. Su madre tenía que trabajar por lo que no volvería hasta la noche.

Estaba roja, no podía mirar al frente después del beso de ayer. Luka estaba en las mismas. 

-¿Qué os pasa?¿Os ha comido la lengua el gato?- Dijo Juleka con su típico tono inexpresivo. Ambos la miramos un poco alterados y reímos nerviosos. 

Llegó la hora de irme a casa, les agradecí a todos y emprendí mi camino; pero en cuanto crucé la puerta me llamaron al móvil, era Alya, parecía que supiese el momento exacto en el que iba a estar sola. 

-Hola chica, me da que tienes que contarme unas cuantas cosas.- Dijo con una voz curiosa.

-Eh.. H-Hola Alya. Sí... Esto...- Estaba cortada, pero conocía a mi amiga y no pararía de preguntar hasta saber lo que quería.- Bueno, ayer estuvimos hablando, y la emoción del momento dio resultado en el beso que viste.

-¿Te gusta? ¿Te gusta Luka?- Me impactó la pregunta, no había pensado que preguntaría eso.

-Es un chico encantador, y me parece perfecto, pero está Jade, su exnovia la cual se que me haría la vida imposible si me ve con él. Está loca.- Dije con una tormenta de sentimientos de todo tipo: Alegría, enfado, nervios, tristeza...


Con una mirada bastóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora