❝ 𝐂omo el destino de mi estrella guardiana me lo impuso, jamás dejaré de estar a tu lado, aún cuando mi vida esté en peligro, aún cuando tú te opongas ❠
❨人形❩ ⸻ Él falló en su promesa de protegerla, y fue testigo de cómo la mujer que más amaba caía...
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꒱❛ CAPÍTULO CINCO ꒱❞.°୭̥
«Puedo decirte que el final de una vida es la suma del amor que fue vivido en ella; y estar en su final no es lo importante, sino haber estado allí en todos los otros momentos. Eso es lo que importa.»
━━ Cassandra Clare.
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La luz de la luna cubría los extensos valles del Santuario y bañaba los niveles del Coliseo con su luz azul, marcando la fisonomía de aquel varón cuyo semblante denotaba melancolía. El manto de estrellas que resplandecía sobre él aquella noche en otras circunstancias le habría parecido lo más bello y apreciable del mundo, pero ahora que un secreto terriblemente doloroso corroía por aquellos lares y él era consciente de ello, comenzó a experimentar un terror digno de quien habita en un sitio desolado e infernal.
Y era que, a causa del nuevo habitante del Santuario, el Infierno tal parecía haberse arrastrado consigo hasta recubrir con su espantosa presencia cada rincón por el que transitaba.
¿Qué se supone que haría ahora que lo sabía? Shion no habló mucho al respecto, pero sus simples palabras eran suficientes para entenderlo: debía, por su propio bien, distanciarse del Santuario y de todo lo que se refiera a su (Reader).
Debía olvidarla.
—¿Y ahora qué harás? —aquella voz, calma y serena, interrumpió los pensamientos del joven de piel morena, el cual no necesitó cambiar su postura para ver al hombre que repentinamente se manifestó a sus espaldas, puesto a que ese tono de voz lo reconocería donde fuera—. Sé que es difícil para ti, pero...
—Me engañaste —espetó el menor sin pena, callando el sermón que el caballero guardián de Aries le estaba por dar, el cual bajó la mirada como si se encontrará apenado por todo lo ocurrido—. Me engañaste, Mü. Todos ustedes lo hicieron.
El mayor tomó una bocanada de aire antes de hablar. Descendió los escalones que lo alzaban por encima de donde se encontraba sentado el Saint de Pegaso, y se inclinó de cuclillas hasta estar a la par de su altura.
—Aunque nos doliera, aunque fuera en contra de nuestra voluntad, lo hicimos. —El hombre de largas hebras lilas dejó escapar un suspiro, como si buscase eliminar el pesar que tenía en su pecho.
La mirada dolida de Seiya se posó sobre él, con un gesto el cual daba a entender su indiferencia en cuanto a lo que dijera a continuación.
—Los Gold Saints no tuvimos opción, créeme —continuó—. Todo lo que hicimos fue con el único propósito de mantenerlos a salvo de la verdad.
—¿Qué verdad? ¿La que implica que el mismísimo Dios de la Muerte esté ahora mismo relacionado de forma no enemiga con la diosa que se nos encomendó proteger de sujetos como él? —Seiya apretó sus puños contra las rodillas, y cerró los ojos con toda la fuerza que encontró en un intento de evitar que las lágrimas lo traicionen—. ¿Esa es la verdad de la que no queríamos que supiéramos? ¿Que todos estos años vivimos en una absurda mentira? ¿Qué verdad es la que quieres hablarme, Mü?
