❝ 𝐂omo el destino de mi estrella guardiana me lo impuso, jamás dejaré de estar a tu lado, aún cuando mi vida esté en peligro, aún cuando tú te opongas ❠
❨人形❩ ⸻ Él falló en su promesa de protegerla, y fue testigo de cómo la mujer que más amaba caía...
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꒱❛ CAPÍTULO CUATRO ꒱❞.°୭̥
«Supe que ser amado no es nada. Que amar, en cambio, lo es todo»
━━ Hermann Hesse.
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¿Qué hacía Hades en el Santuario?
Esa pregunta rondaba por la mente del joven de piel morena, quien al no hallar aparente solución fijó su mirada en la mujer a sus espaldas, esperando que ella pudiera dar las respuestas que buscaba. Sin embargo el rostro de la misma logró confundirlo aún más, ¿por qué se mostraba tan tranquila frente a esa deidad?
—Mi Señor —Pandora rompe el silencio arrodillándose frente al hombre de cabellera azabache, aún cuando este se encontraba mirando fijo a alguien más, y era a Seiya—. Este saint cometió la falta imperdonable de acercarse a Athena, y lo que yo pretendía era apartarlo; jamás me atrevería a poner una mano sobre mi diosa.
¿Mi diosa?
Seiya no comprendía qué diablos estaba sucediendo en este lugar, pero no había tiempo para ponerse a pensar en las posibilidades pues su prioridad era (Reader). Sin embargo su cuerpo no reaccionó. Una fuerza superior externa impedía que siquiera hiciera un pequeño movimiento; se hallaba totalmente paralizado, viendo fijo al hombre cuyos ojos sólo hacían que su temor aumentara aún más. Debía ser él.
Hades se acercó a él, hasta quedar a centímetros de distancia. Seiya se sentía pequeño e impotente frente aquél ser supremo suyo Cosmo podría superar fácilmente el de Athena. No paraba de temblar como amenazando derrumbarse en cualquier instante, y estaba seguro que no sólo era su miedo el que provocaba esta reacción.
Estar frente a frente con una deidad como Hades era, para cualquier ser humano, una experiencia que llenaba de un profundo estremecimiento.
—¡No le hagas daño! —el grito de (Reader) le alertó, pero de su lugar no pudo moverse. Podía ver a la mujer de nombre Pandora interponerse entre ella impidiéndole el paso hacia Hades.
—Athena, no se meta por favor —pidió Pandora con un tono más calmado, quizás por la presencia de su superior, con la lanza en alto apuntándole directo a ella.
Se veía cómo la mujer de cabellos violáceos temblaba, quizás sabiendo que su poder no podía compararse con la diosa a la cual se oponía.
—Así que... eres Pegasus.
Hades tomó el rostro de Seiya desde la barbilla, levantándole para que lo observara a los ojos. El silencio no se hizo esperar en la estancia, quedando el único ruido el corazón del muchacho retumbado en sus oídos, con todos sus sentidos puestos en el sujeto frente suyo y el temor que éste transmitía. Pasó saliva duramente sin tener opción de desviar la mirada.
