⟨ ❛❛LOVERS❜❜⟩

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꒱❛ CAPÍTULO SIETE ꒱❞

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꒱❛ CAPÍTULO SIETE ꒱❞.°୭̥

«Soy lo que has hecho de mí.
Toma mis elogios, toma mi culpa,
toma todo el éxito, toma el fracaso,
en resumen, tómame».

━━ Charles Dickens.

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El desasosiego adornaba la faz de aquel semblante femenino, cuya fortaleza pronto se vio derrumbada ante la presencia de aquel varón de sereno mirar. El mismo extendió un brazo hasta alcanzar a tocar el mentón de la mujer que, en un intento de sobreponer su deber y obligarlo a marcharse, se quedó estancada al experimentar las suaves caricias repartidas por el castaño, como si con sus dedos quisiera trazar un camino y marcar cada rasgo distintivo de su rostro con la delicadeza de quien toca a un infante.
Desplazó su pulgar por los húmedos pómulos y prosiguió rodeando la parte inferior de aquellos (claros/oscuros) ojos ahora llorosos por las lágrimas.

—No llores, por favor... —pausó, deteniendo la (pálida/morena) mano de la mujer que en un intento de apartarlo terminó por hacer que la sujetara—. No me apartes de ti, te lo pido.

—¡No! —sollozó, intentando transmitirle con la mirada la verdad cruel que se enfrentarían ambos si él no se marchaba, puesto a que no podía decirlo con sus palabras—. Seiya, tú no deberías...

—¿Por qué? —interrumpió con firmeza, sin mostrar indicios de querer soltar su mano. Por el contrario, apretó su agarre—. ¿Por qué haces esto, (Reader)? —cuando vio que la joven se había quedado sin saber qué decir, continuó—: Te estás lastimando a ti misma. Accediste a ser presa de algo por lo cual debes renunciar a tus verdaderos sentimientos.

—Tú no conoces mis verdaderos sentimientos— bramó, usando su otra mano para sujetar la muñeca del moreno en un intento de hacer que la suelte. Una vez que lo logró, lo empujó por el hombro para hacerlo marchar.

Ante todo intento, la terquedad del joven Pegasus le impidió siquiera moverse un centímetro de su lugar.

—Si dices que me equivoco... ¿Por qué, entonces, estás llorando? ¿Por qué estás tan empeñada en hacer que me vaya aún cuando sé la verdad? —Acunó el rostro de la mujer entre sus manos la cual ya no mostró indicios de resistencia, inclinándose más hacia ella para susurrar—: Tú no lo amas.

—¿No? ¿Tú qué sabes? —apostó (Reader) usando un tono susurrante, cuyos luceros (color de ojos) estaban fijos sobre aquellos de tonalidad café ahora con un reflejo azul a causa de la luna.

—Jamás le darías tu corazón a un enemigo, tu sentido de justicia a causa de tu naturaleza divina no sería roto por algo tan absurdo —dijo, seguro de sus palabras—. Te conozco, no pudiste haber hecho todo eso sabiendo el riesgo que corríamos todos si te dejas llevar por un sentimiento así. No es típico de Athena, ni mucho menos de ti.

𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀 ⊹ saint seiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora