❝ 𝐂omo el destino de mi estrella guardiana me lo impuso, jamás dejaré de estar a tu lado, aún cuando mi vida esté en peligro, aún cuando tú te opongas ❠
❨人形❩ ⸻ Él falló en su promesa de protegerla, y fue testigo de cómo la mujer que más amaba caía...
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꒱❛ CAPÍTULO TRES ꒱❞.°୭̥
« Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor. »
━━ Gabriel García Márquez.
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Sus dedos se deslizaron por la frágil contextura de la mujer la cual dormida aferraba su cuerpo desnudo al suyo, en busca de recibir calor. Admiraba verla dormir tan profundamente en sus brazos, haciéndola sentir protegida y segura. Una sensación cálida que nunca experimentó y que ahora deseaba que el momento se congelara y ambos permanecieran en esa posición por la eternidad.
Pronto se detuvo en los labios entreabiertos de la fémina, deseando poder probarlos una vez más pero se contuvo, no deseaba despertarla. Debía estar cansada de horas antes haber consumado ese acto de deseo carnal que los unió y la hizo suya. Ahora ya nadie más tenía el derecho de tocarla o siquiera mirarla, excepto él; sin embargo…
¿Estaba bien lo que habían hecho?
La decisión había sido tomada, no había marcha atrás. Uno accedió al otro y pronto una alianza se formó, una tregua que nadie conocía y que tampoco nadie creería que fuera posible viniendo de ellos, pero allí estaban, los dos juntos abrazados y acostados en la misma cama, ella durmiendo en su pecho confiando ciegamente en él.
Tal y como debía ser.
Mientras acariciaba el rostro de la chica se detuvo en los ojos de la chica que lo observaban entreabiertos en la oscuridad. Ella le sonrió soltando un suspiro y acercándose más a él.
—Perdón por haberte despertado —susurró él acordando la distancia, besándola tan profundamente sólo como él sabía hacerlo. La chica se dejó llevar por los labios adictivos del varón, sintiendo como las manos de este descendían por su espalda, en un toque helado que la hizo estremecer.
Él cortó el beso para unir las frentes de ambos.
—Deberías descansar —agregó luego de darle un beso en la frente y volver a su posición inicial.
(Reader) sin embargo escondió su rostro en el cuello del varón, volviendo a aferrarse a su cuerpo.
—Te amo —la escuchó susurrar.
El chico de cabellos tan oscuros como la noche no respondió. Sonrió para sí mismo cerrando sus ojos, para sumirse en el mundo de los sueños junto con la mujer que había hecho suya aquella noche, sólo teniendo de testigos la luna y las estrellas que el balcón de la cámara de Athena ofrecía.
