Clarke Griffin pertenece a una ONG que centra su atención humanitaria en los paises de centro África. Su trabajo es enseñar a los médicos nativos y promover la salud entre las mujeres y niños del lugar. Todo se complica cuando una revuelta militar p...
Aquí vamos con mi segunda historia. La idea me surgió viendo una película llamada "lágrimas al sol" de Bruce Willis. No se basa directamente en los hechos de esa película, pero sí le hace un guiño. Espero que os guste y al final del capítulo me contáiscositas.
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-vamos rubia, más deprisa!!!!!!!!!!
-Joder Rav, no puedo más - decía Clarke jadeando
-Venga un último esfuerzo, casi lo tenemos.................. así, así, un poco más, dale duro - dijo la latina también casi sin aliento - ......aaahhhh, jodeeeeeeeer, Claaaaaaarke.
-Lo siento Raven, no he podido aguantarlo.
-no me duras nada rubia, voy a tener que buscarme a otra.
- Raven, ¿quieres la revancha? – un chico, que no tendría más de 11 años, carcajeaba mientras sujetaba el balón entre sus manos.
-Por dios Raven, ya no más, estoy agotada.
-espero que tengas más energía cuando follas porque lo que es para jugar al futbol eres un verdadero fiasco, ah no, que ya no te acuerdas como se folla.
-Idiota – dijo Clarke dándole un manotazo en el culo.
-eeeehhhh, que eso tiene dueña, no te pases................. – Raven cogió un par de botellas de agua - toma, bebe un poco de agua y recupérate, Raven Reyes nunca pierde un partido, así que prepárate para que les demos la revancha esos chicos.
-Raven soy médico y no una estrella del futbol – Clarke se bebió media botella de agua de un trago y se levantó siguiendo a su amiga que ya estaba de nuevo en el campo esperándola con el balón en los pies - jodeeeeeeer, ya voy.
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Clarke y Raven eran amigas desde la secundaria y desde entonces habían sido inseparables. Tenían muchas cosas en común, extrovertidas, alegres, de buen corazón, les gustaba ayudar a la gente, sobre todo a los más desfavorecidos, y congeniaron rápidamente. Clarke se licenció en medicina y Raven en enfermería. A ésta última le gustaba mucho la fiesta y para ser enfermera no necesitaba tantas horas y tantos años de estudio y de prácticas como para ser médico como su amiga. Las dos compartían un apartamento en pleno centro de Filadelfia mientras duraron sus estudios. Sus familias, no es que fueran ricas, pero tenían un nivel económico más que acomodado y entre lo que les daban y sus becas, por sus muy buenos expedientes académicos, podían permitirse vivir fuera del campus en un apartamento para ellas solas.
El padre de Clarke, Jake Griffin, era ingeniero en una gran empresa especializada en energías alternativas y respetables con el medio ambiente y su madre, Abigail, regentaba una cafetería cerca de la empresa donde Jake trabajaba. Por entonces, Abby, era camarera de ese local y Jake, una joven promesa con innovadoras ideas dentro de la empresa. Una de las veces que bajó a tomar un café, se quedó prendado de la belleza de esa camarera morena de ojos color miel. Jake era un chico tímido y, a pesar de su atractivo, rubio, ojos azules y bien parecido, Clarke había heredado esas cualidades de su padre, no se atrevió a decirle nada a esa bella mujer. Lo que sí hacía era desayunar todos los días en esa pequeña cafetería con la esperanza que esa chica se fijara en él.
