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— ¡Vanya! — Seokjin se apareció frente a mí, le sonreí en grande. Por alguna razón, verlo me alegraba el corazón. Él portaba un traje color negro no muy pegado a su cuerpo pero tampoco flojo, su cabello cada que lo veía era más largo. Ah, que bueno es verlo.

— ¡Seokjin! — Con la misma emoción lo salude. Él se acercó y me regaló un pequeño abrazo el cual con todo gusto le correspondí. Desvíe un poco la mirada al carrito de compras donde había una pequeña niña sentada como si estuviera esperando pacientemente. Calculaba que tenía tres años de edad o menos.

— Oh, la has visto. Te presento a mi hija, Kim Yunha — Se hizo a un lado para darme un mejor ángulo de la pequeña, ella me sonrió lo cual con mucha ternura e inocencia, se la devolví.

— Pero que bonita es, muy parecida a ti. No sabía que estabas casado — Lo miré, Kim negó divertido y adentro una caja de cereal al carrito.

— No, no lo estoy. Su madre la dejó conmigo desde hace dos años y nunca más ha vuelto. Me tocó tomar el papel de madre y padre.

— Oh, entiendo. Me alegra saber que te hiciste cargo de ella y no la dejaste solita. Es muy bonita, en serio — Volví a mirarla, ella era tan parecida a Seokjin, de verdad que no podía decir que no era su hija porque era la réplica. Solo que su cabello era un poco ondulado, no tanto pero llegaba a dar ese look.

— ¿Vienes con alguien? — La conversación cambio tan repentinamente, mientras tanto yo estaba como una tonta admirándolo. Es que, creo que era el hombre que cualquier mujer buscaba. Tan responsable, educado y divertido. ¿Quien no lo querría? Porque yo me apuntaba a la larga fila de espera.

— No, estoy sola.

— Eso es perfecto, te invito a almorzar. Claro, si gustas. Y bueno, si tienes paciencia con los niños — Soltó una pequeña risita, comenzaba a caerme muy bien, las de lo normal. Y eso me asustaba en cierta parte, solía agarrar confianza en tan poco tiempo.

Acepté su propuesta, de hecho, me ofrecí a tomar a la pequeña entre mis brazos, aún era muy chiquita para caminar. Ella con mucho gusto comenzó a balbucear y a jugar con mi cabello, Seokjin caminaba detrás de mí, verificando la pequeña hoja de papel donde estaba escrito todo lo que necesitaría para su hogar. No voy a mentir de que parecíamos una familia, de hecho, una mujer de edad avanzada se detuvo para felicitarnos por la bonita familia que teníamos. Ay señora, espero que así sea.

Espere a Seokjin fuera de la caja donde pagaría todos los artículos que había comprado, veía a la bebe jugar con el collar que llevaba en el cuello, el cual Hoseok me había obsequiado solo por gusto.

— ¿A donde te gustaría ir? Podemos comer lo que tú gustes, estoy dispuesto a tus gustos — Mientras tanto seguía encantada con la bebe en mis brazos que comenzaba a dormitar, me acomode un poco mejor en el asiento y Seokjin me ayudó a cerrar la puerta. Lo miré rodear el auto y adentrarse.

— Creo que me gustaría más que me llevaras a tu restaurante favorito.

— ¿Segura? — Asentí, Jin encendió el auto y comenzó a conducir fuera del estacionamiento. Cuando transitábamos por la calle, se detuvo en un semáforo, inconscientemente miré hacía los demás percatándome que Taehyung estaba en el auto de alado. Para mi peor suerte, él también me miró. Se inclinó hacia delante para observar quién era mi acompañante.

Mari Infidele  | KTH | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora