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Capítulo 6.

La pequeña reunión entre su Tío, les había tomado todo el día. Entre videojuegos, pizza y refrescos no se dieron cuenta de cómo el reloj había empezado a correr como loco y ambos estaban tan concentrados en la televisión que ninguno escuchaba el sonido del celular. Era más que obvio que tanto Jiyong como Seunghyun estaba al borde de colapsar e ir a poner una denuncia a la policía, ya que cuando fueron a recogerlo al colegio se llevan la noticia de que ni siquiera apareció a clases en todo el día. Jiyong estaba fuera de sus cabales pensando en toda clase de tonterías y Seunghyun estaba ahí para reconfortarle, aunque también estaba al borde de los nervios.

—Tranquilo cariño. Verás que solo salió a jugar videojuegos—

—Él no es así, mi niño no es así—

—Está en edad de querer probar cosas nuevas— claramente esto se lo estaba diciendo más para sí mismo que para el menor, que no dejaba de mirar por la ventana —Intenta llamarlo otra vez—

—Suena todas las veces, pero no contesta. Deberíamos ir a la policía—

—Mira porque no regresamos a la casa, talvez ya está ahí y si no iremos con ellos—

—Apresúrate por favor—

La pareja dio la vuelta en el parque del centro, tratando de recorrer los lugares que el joven solía frecuentar, pero sin resultado alguno.

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—Ufff... este ha sido el mejor día de mi vida Tío. Creo que debo... ohhhh dios— sacó el teléfono de su mochila y no podía con la cantidad de mensajes y llamadas de sus padres

—¿Qué pasa?— comía el último pedazo de pizza

—Mira esto... estoy muerto y castigado de por vida—

—No jodas mocoso, ¿Qué hora es?— miró hacia el reloj sobre la pared —No inventes, Jiyong va a matarme. Rápido llámalos—

—No quiero... T-Tengo miedo, me puedo que-quedar aquí—

—Claro que no, tus padres están preocupados y Jiyong ha de estar pensando que estarás tirado en una zanja en alguna frontera—

Un timbrazo...

—H-Hola...—

—Papá... Ehhh...—

—¡¡¡Dios mío, Mino!!! ¿Estás bien? ¿Dónde estás mi amor?— su voz se escuchaba aterradoramente preocupada

—Si tranquilo, estoy bien. Estaba tan distraído que no estaba pendiente del teléfono, lo siento—

—¿Dónde estás?— ahora su voz había cambiado, Jiyong sonaba molesto

—Mmm... Ehh, pues...—

—No lo digas, sabes que tu padre te castigará—

—Lo siento Papá, en serio. No fue mi intención que...—

—Que pensáramos miles de tonterías. Estábamos a punto de ir a la comisaria a reportarte como desaparecido—

—Estaremos ahí en 30 minutos—

Mino pudo sentir el ácido en la voz de Jiyong, era tan aterrador porque no se había despedido de él al colgar el teléfono. Esto le puso en un gran aprieto.

—Eres un tonto niño, ¿no se supone que los chicos de ahora no se despegan de sus teléfonos?—

—Ayyy ya déjame pensar— sacudió su cabello —No tengo nada que decir, ayúdame Tío—