Capítulo 13.

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Aquella mañana Seunghyun se había levantado temprano para poder avanzar un trabajo que tenía atrasado, debía hacerlo para tener días libres y así continuar en su plan por seducir a Jiyong, quien no se cansaba de dejarlo con una erección todas las veces que tenía la oportunidad y el muy maldito lo disfrutaba. Él estaba siendo comprensivo en seguirle el juego porque no podía negar que era excitante pero ya sentía sus bolas ponerse azules de tanto que se aguantaba, no era bueno para nadie.

Salió del baño y al estirar la mano alcanzar la toalla, se dio cuenta que después de la lavandería aun no estaban sobre el estante, eso era malo. Implicaba el hecho de que tendría que salir desnudo por toda la habitación hasta llegar al closet. No quería perder y darle gusto a Jiyong de que le degustara con sus ojos perversos y deseosos, aunque lo negara, así lo miraba todo el tiempo.

Seunghyun se asomó lo más sigiloso posible y lo vio de boca abajo con el rostro hundido en la almohada, al lado opuesto de la puerta del baño.

—¿Porque tienes que usar esos boxers? Eres el demonio Jiyong— decía mirando su trasero en aquella ropa interior naranja, las redondas nalgas se marcaban traviesas —Miren esos melocotones, Dios— de repente las sabanas subieron hasta su espalda privándole de la magnífica vista que estaba teniendo —Cálmate Seung, cálmate y camina lentamente como el tigre que eres—

Caminó casi de puntillas, rodeando la cama tratando de no voltear hacia atrás o estaba seguro de que sus ojos se encontrarían con la enorme sonrisa burlona de Jiyong y no quería que vieras sus mejillas rojas como un tomate. Llegando a la puerta del closet sonrió para sí mismo habiendo logrado la gran hazaña, según él, cuando una voz le sacó de su película mental.

—Que buen trasero... deberías salir así a la calle más seguido—

—¡Dios mío!— se giró para verle sentado en posición de indio sobre la cama con su cabello revuelto y la sonrisa burlona que tanto trataba de evitar —Vas a matarme de un infarto—

—¿Qué haces?— cuestionó al ver como el pelinegro se cubría —Si sabes que te conozco de pies a cabeza, incluso hasta mejor que tú—

—Es... que... tan solo cierra la boca— se coló en el closet dejando a Jiyong con una sonrisa llena de ternura

—Es tan lindo cuando te sonroja de esa manera— salió de la cama para acercarse al closet —Oye...—

—Vete de aquí...—

—Pero si esta es mi casa y mi habitación... ¿A dónde me iría?— abrió de golpe para encontrarlo en ropa interior —Solo venía por una toalla— le miró de reojo mientras caminaba detrás tratar de alcanzar el estante que estaba junto a Seung rozando sus cuerpos ligeramente —Debería dejar las toallas aquí para verte caminar así más seguido— dijo antes de palmear su trasero con fuerza —Te ves muy ardiente—

—Lo sé... y aun así no quieres tomar mi cuerpo, tienes que dejar de evitarme— caminó a su lado enrollando su brazo en la cintura de Jiyong atrayéndolo a su cuerpo de golpe —Estamos jugando con fuego—

—¿Quieres quemarte?—

—Por supuesto...—

El mayor acarició su mejilla viendo como los ojos de Jiyong caían rendidos ante él lentamente. No tardó nada en aprovechar la apertura para reclamar sus suaves labios en un beso bastante necesitado, no creía que algo tan sencillo como un beso pudiera desencadenar aquel golpe de deseo que se guardaba en su cuerpo. Los choques internos volaban de un cuerpo al otro cada vez que sentía los labios de Jiyong moverse sobre los suyos buscando que le atacara con fuerza, pero él tampoco iba a quedarse con las ganas de atrapar a Jiyong en su propio juego por lo que al notar que el rubio se colgaba de su cuello, lo empujó sobre la cama trepando sobre su cuerpo para continuar esta vez sobre su terso y expuesto cuello. Estaba cediendo y Seunghyun casi iba a ponerse a saltar en un pie porque no quería nada más que volver a tener su vida llena de amor al lado de su Jiyong.

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