-Harry, querido, despierta. - Mamá se asomó por la puerta de mi habitación. Acerqué mi mano, como es de costumbre, a la mesa de noche que hay al lado de mi cama, donde pongo mi teléfono todas las noches. Pero esta vez solo sentí el frio del piso de mi habitación. Luego recordé que ya había sido enviada junto con mi cama. - Hoy es el gran día.
Miré mi teléfono luego de tantear el suelo un par de veces. Cinco treinta de la mañana. Me levanté lentamente de para encontrar el vacío de mi habitación. Mis posters ya no estaban, ni mi guardarropa, al igual que mi escritorio y mi computadora. Todo había sido empacado y enviado a Londres junto con la mudanza. Lo único que había en mi cuarto era un viejo colchón inflable, una par de sábanas azules con cohetes dibujados en ellas y la ropa que me pondría ese día.
-Vamos, Harry, no hay tiempo que perder. - Mi mamá volvió a entrar a mi habitación para apurarme. Se estaba tomando muy apecho la mudanza.
-Ya voy. - Dije. Me lanzó al colchón una camiseta y unos pantalones. Al igual que el resto de las cosas, la mayor parte de mi ropa ya había sido enviada a la nueva casa en Londres.
Nueva ciudad, nuevo yo. Eso es lo que mi madre quería para mí, que evolucionara y me convirtiera en alguien normal. Que no me pasara la vida encerrado en mi habitación leyendo, jugando en mi computadora o poniendo mi música a altos volúmenes sino que saliera con mis amigos, fuera a fiestas, saliera con chicas y fuese un adolescente más o menos normal. Le molestaba que no tuviese amigos ni en el barrio, ni en la escuela. Que nunca le hubiese presentado a una chica ni que me hubiese castigado por llegar tarde.
Pero para hacer eso primero tendría que tener algún amigo. Palabra extraña para mí. Solo he tenido uno. Uno que recuerdo de manera borrosa y casi nunca hablo de él. Fue hace mucho.
Ya había salido de la ducha, tenía la toalla atada a mi cintura y me disponía a ponerme mi ropa cuando oí a mi madre desde la planta baja.
-Harry, Peter estará aquí dentro de poco para llevarnos al aeropuerto.
Peter, el patético de Peter. Uno de los mejores amigos de mi madre, se notaba a leguas que estaba enamorado de ella y hacía lo que sea por ella. Aunque el único que no lo sabía era él. Siempre lo negaba.
Me vestí, desinflé el colchón y lo guardé junto con las sábanas en una mochila que puse junto a la puerta la noche anterior. Desconecté mi teléfono y me alboroté un poco mi cabello para luego bajar.
Mi hogar se vía vacío. Las pinturas que mi madre ama, la linda alfombra persa que adornaba el pasillo, los adornos florales mi madre traía de vez en cuando, los muebles. Todo ya no estaba. Ahora veo los recuerdos. Cuando llegué a esta casa con tan solo cuatro años, mi primera fiesta de cumpleaños tan solo un mes luego de la mudanza, como corría por toda la casa, cuando Marilyn, nuestra gata, llegó aquí con tan solo cuatro meses de vida y cuando un año después derribó el florero preferido de mamá por querer jugar con las flores que estaban plantadas en él.
Y ahora me veo a mí, junto a él. Junto con la única persona que podría llamar amigo. Me veo junto a él corriendo por la casa, jugando al fútbol en el jardín trasero y a nuestras hermanas jugando con muñecas en el cuarto de la mía mientras las molestábamos.
¿Qué habrá sido de él? ¿Dónde estará? ¿Me recordará?
También recuerdo como fuimos de campamento con nuestras familias al bosque en aquél verano. Marilyn se quedó en casa de mi abuela y fuimos con su perro y nuestras hermanas al arroyo a jugar para calmar el calor.
Spike jugaba con ellas y nosotros chapoteábamos en el arroyo.
Luego el otoño no fue muy placentero. Él se marchó junto con su familia y no volví a saber de él.
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Solo un Poco de tu Corazón (Larry Stylinson) - PAUSADA
FanficHarry Styles es un muchacho de dieciséis años quien no ha vivido más que nada. Solo, sin amigos ni conocidos, se mudará a Londres donde se encontrará de nuevo con su pasado, un pasado que lo traerá a la vida, pero tendrá consecuencias, porque no le...