Solo un Poco de tu Corazón (Larry Stylinson) - PAUSADA

Un Árbol

Nunca me vi a mí mismo en medio de tanta gente. Mi madre estuvo realmente sorprendida con que le pidiera permiso para ir a una fiesta y no dudó ni un momento en dejarme ir.

Pero es agotador y sofocante. Era demasiada gente y el calor se hacía insoportable, el aire faltaba. Sentía como me mareaba poco a poco con el humo de cigarro que en algunas partes de la casa fumaban algunos de los invitados. Son solo jóvenes queriendo ser adultos y eso me hace sentir pena ajena.

Esperé por una hora a Louis en la entrada lidiando con Liam quien quería que entrara la casa, pero no llegó, así que entré al océano de personas mientras bailaban, comían, bebían y algunas se drogaban. Me sentía atrapado, me sentía como un extraño en la multitud para luego darme cuenta que eso soy. Soy un extraño.

No fue hasta que salí a tomar un poco de aire fresco y escapar del humo o del aliento hediondo a alcohol de algunos que pude pasar un poco de diversión en la fiesta. Louis llegó, tarde, pero llegó.

-Llegaste tarde. – Dije. Me sorprendía y a la vez me ponía mejor el que no estuviese con Eleanor esa noche.

-Lo siento, Harry – Dijo mientras se pasaba su mano por el cabello –, se me presentó una situación.

-¿Qué sucedió? – Pregunté un poco preocupado. ¿Qué pudo haber sido tan grave para que Louis llegara tarde? No vive muy lejos de aquí, según él.

-Eleanor quiso venir a última hora – Adiós felicidad – y me hizo esperar por ella.

-Oh – dije con un aire pesado – Ya veo.

-Sí, en ocasiones las chicas son algo pesadas – dijo – siempre preocupándose por tener el mejor vestido o el mejor cabello. Es una estupidez. – Yo asentí con la cabeza.

-¿Dónde está ella ahora? – Pregunté. No es nada contra Eleanor, ella es una persona increíble pero el verla con Louis me devuelve a la realidad. A la asquerosa realidad en la que Louis es de ella y no mío. En la que soy un mal tercio en su relación y no somos él y yo quiénes estamos juntos. Por mucho que me costó aceptarlo, ahora lo admito. Me estoy enamorando de Louis Tomlinson.

-Por allá, con unas amigas. – Señaló a una esquina del jardín bajo un árbol. Ella miró para aquí y yo levanté la mano para hacer el ademán y saludarla. Ella respondió igual. Siguió hablando con sus amigas. Reían y nadie sabía de qué. Solo reían. - ¿Te parece si entramos? – Me invitó.

-A juzgar por como las cosas están adentro, agradecería que nos quedáramos afuera.

-¿Por qué lo dices? – Preguntó extrañado.

-Mucho calor, hay quiénes están apestando el interior de la casa con humo. – Él asentía. Parecía comprenderme.

Rodeamos la casa para dar con el jardín trasero. Era amplio y había una par de personas hablando. Nos sentamos bajo un árbol grande que estaba en medio del jardín. Estaba adornado con luces color blanco que se camuflaban entre las hojas y las ramas. Louis soltó un suspiro justo cuando se sentó a mi lado. Hubo silencio, ninguno de los dos dijo palabra alguna hasta que Louis habló tratando de forzar la conversación.

-¿Qué te han parecido estos tres meses en Londres? – Me preguntó. Pensé en todas las cosas que pasaron en el poco tiempo aquí. Ahora siento a Londres como si fuese mi hogar, como si fuese Manchester, donde viví toda mi vida.

-Han sido – pausé buscando una expresión adecuada – como un renacer.

Louis abrió los ojos. No se lo esperaba.

-¿Por qué? – La respuesta era tan vasta y amplia como el océano. Era gigantesca, tanto que parecía no tener fin alguno.

-Porque mi alma nació después de dieciséis años de haber sido solo relleno en el mundo.