Ella es el cielo.

3.

Querida Perséfone.

Te he escrito mil versos, mis palabras han caído ante tus pies. Mis encantos surgieron efectos, y conmigo aquí estás. Entonces, ¿Por qué no puedo tocarte?, ¿Por qué no puedo besarte?, alucinaciones de tu cabello rojo, pasan por mi cabeza. Me consideran Dios de las tinieblas, pero las tinieblas no son nada. Cuando se trata de ti, quiero tener la suerte, que me des de tu calor, solo eso pido. Es perfecto cuando comparto contigo, mis emociones profundas. Palabras de un maniático, o de un enamorado. ¿Cómo saber la diferencia?. Muriendo estoy, pero te siento cerca de mi.

Oh, mi querida Perséfone. Las palabras no explican suficiente, para que comprendas mi corazón. Mi motivo para vivir, en eso te ha convertido. En el corazón no se manda, podría decirte que te amo. O solo que te quiero, me he sentido perdido sin ti, en todo este tiempo maldito. Que en su oscuridad, alberga mi corazón. Solo tú, puedes apagar el infierno, el ardiente fuego, podrás convertir mis demonios en Angeles. Sobre la colina, esperaré por ti eternamente. Si tan solo expresarte mi amor a base de caricias pudiera. Morirías por tanto placer otorgado, no me malinterpretes, no te pienso de formas inapropiadas. Te leo, te sueño, te anhelo.

Un hombre enamorado, que en el malvado amor ha caído. El amor es una cruel realidad, pero si tú eres mi realidad, no quiero ninguna fantasía. He vivido bajo mil pecados, ninguno se compara, al cariño que siento ahora. Por ti daría incluso mis últimos segundos. Vagabundo soy, porque vivo aferrado a ti, a tus ojos verdes. ¿Repararías mis pedazos?, pero no quiero que al hacerlo. Te alejes de mi, porque aunque hay muchos motivos para rendirme por tu amor, seguiré pidiendo una eternidad junto a ti. Solo junto a ti.

-Con amor, Hades.