Capítulo 3

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Han pasado cuatro días, y ahora en esta última noche, iba a ser el turno de Stench de "vigilarlos". Y fue perfecto en más de una forma, ya que fue la única noche de la semana en que los piratas se emborracharon.
-Recuerda Mérida-

-Lo tengo. Ya lo hemos revisado un millón de veces- Pero luego se volvió sobresaltada cuando hubo pasos. Y entró no solo Stench sino también Alvin. Alejándose de los barrotes, miró a Hipo. A menudo se preguntaba por qué había cambiado la forma en que lo hizo cuando Alvin entró. Pasaría de tener los ojos verdes más hermosos que había visto en su vida que eran suaves y gentiles, y una personalidad relajada y despreocupada. Para alguien que parecía listo para matar en un instante.

Alzando las manos mientras Alvin se acercaba a su celda, Hipo lo fulminó con la mirada. -¿Qué demonios quieres?-

Riendo mientras se cruzaba de brazos, Alvin sacudió la cabeza. -Bueno, solo tenemos noticias de que tu padre y tu madre se han ido. Esta mañana despegaron en el dragón de tu madre. Sospecho que van a explorar la guerra. Especialmente después de la carta que recibieron-

-¿Carta?-

Riendo, se volvió y miró a Mérida.
-Así es, princesa. Exactamente lo que sucedió cuando la gente recibió la suya, pero envié cartas. Diciéndole a Berk que Dumbroch se llevó a Hipo porque Berk te tiene a ti-Luego se volvió hacia Hipo. -Y que Berk la tiene porque Dumbroch te tiene a ti. Un plan perfecto-

-Mis padres no son estúpidos, ya sabes. ¡No lo comprarán!-

Riendo de nuevo mientras se movía para pararse frente a su celda, Alvin la estrechó. -Oh, creo que fui bastante convincente en mis cartas. Y también he estado pensando. Cuando todo esto termine, necesitaré una reina. ¿Qué tal?-

Suponiendo que esto podría ser "otro" coqueteo con Stench, dejó que sus ojos volaran hacia los de él y luego de regreso a los de Alvin con una mirada fulminante. -Nunca. ¡No va a suceder!-

Alvin luego se volvió hacia Stench.
-Quédate aquí con ellos esta noche, Stench. Volveré para ver cómo estás por la mañana. No importa qué, no los escuches. ¿Entendido?-

-Sí señor-

Una vez que se fue, Mérida miró a Hipo y luego se dirigió hacia los barrotes. Era ahora o nunca.

Cayendo de rodillas, suspiró y dejó caer la cabeza. Su desorden cabello rojo ocultaba por completo su rostro y su rostro asqueado. No podía creer que estaba haciendo esto, e iba a tomar a Hipo golpeándolo cuando salieran. -Entonces mi libertad realmente se fue-

-No digas eso señorita princesa-

-Lo es. ¡Quiero decir que mi única privacidad es una cortina!-Luego hizo un sonido como si estuviera tratando de no llorar.

-¡No, no digas eso princesa! Te construiré una habitación extra. La guerra puede llevar mucho tiempo-

-Cómo. ¿Cómo puedes construirme una habitación extra cuando ni siquiera se te permite abrir la celda? ¿Y dónde obtendrías la ayuda?- Luego bajó la cabeza aún más mientras fingía el sonido del llanto.

Stench no sabía qué era exactamente lo que tenía que hacer. A ella le gustaba. No quería que Alvin la hiciera infeliz. -¡Lo haré ahora mismo!- Luego salió corriendo de la habitación y regresó unos momentos más tarde con mucha madera. -Lo haré señorita princesa-

Sin siquiera levantar la vista, sacudió la cabeza. -No puedes. Te meterás en problemas cuando entren y vean que estás en mi celda. No tienes tiempo suficiente para hacerlo por tu cuenta-

Girando hacia Hipo, Stench lo fulminó con la mirada. -Si intentas algo. Me aseguraré de llegar a tu dragón feo antes que tú. Ahora me vas a ayudar-

Con una mirada fulminante mientras apretaba las manos, Hipo se levantó. -No dejaré que le pase nada a Chimuelo. Así que supongo que no tengo otra opción-

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