La noche apenas comenzaba a llegar. Volando toda la noche, Hipo imaginó que Alvin tendría que extenderse. Pero el dragón se estaba cansando y miraba en sus brazos la cabeza roja dormida. Ella trató de permanecer despierta la mayor parte del día, pero no pudo. Al ver una isla que tenía una montaña, supuso que había una cueva en alguna parte. Bajó de un salto a través de los árboles y miró a su alrededor y luego suspiró con una sonrisa cuando vio lo que quería. Una cueva que encajaría en su interior.
Aterrizando, sonrió cuando el dragón entró. —Bueno, esto va a servir por la noche. Al menos de esta manera, Alvin no nos encontrará si viene aquí— Una vez en la cueva, miró a Mérida y sonrió. —Oye. Puedes volver a dormirte y acostarte si quieres pero tienes que despertarte por ahora—
Al abrir los ojos mientras bostezaba, Mérida lo miró con una media sonrisa. —¿Llegamos allí entonces?—
—No— Dejándola deslizarse hacia el suelo y luego haciendo lo mismo, ambos se agacharon con una sonrisa cuando el dragón pasó junto a ellos y cayó para cerrar los ojos. —Necesitaba descansar, así que vamos a dormir en una cueva. Para escondernos de Alvin si se da cuenta de qué camino tomamos—
Mirando la boca de la cueva, suspiró y dejó caer la cabeza. —Volamos toda la noche y todo el día ¿y todavía no estamos cerca?—
—Así es. Sin embargo, necesitamos un pequeño fuego y algo de comida. ¿Quieres venir?—
—Por supuesto—
Al salir de la cueva, suspiró mientras miraba al cielo. Estaba casi completamente oscuro. Necesitarían un poco de luz por unos momentos y sacaron su espada. —No quiero hacer esto, pero no creo que él o alguien esté lo suficientemente cerca como para verlo. Necesitamos luz—
Parpadeando cuando él encendió su espada en llamas, ella suspiró.
—¿Cuánto tiempo crees que tardes en encontrar a tu dragón?——No lo sé. Tengo un mapa que voy a ver cuando regresemos a la cueva. Por cierto, ¿cómo te gusta el pescado?—
—Cocinado obviamente—
Riendo cuando recogió un poco de madera y luego se volvió para regresar hacia la cueva, le sonrió.
—Eso es bueno. Porque eso es lo único que no requiere mucha caza y rastreo en esta parte del mundo—Siguiéndolo de vuelta a la cueva donde se puso a trabajar para conseguir la leña preparada para el fuego, ella parpadeó mientras cruzaba los brazos. —Entonces, ¿cuánto sabes más allá de estas cadenas de islas?—
—No mucho. Y no hay mucho que saber sobre las islas, excepto por los dragones que tienen. Las cosas por aquí no son tan geniales. El suelo crece casi nada, lo que crece es insípido la mitad del tiempo. Eso es por qué los pollos, los yaks y los peces son tan importantes para nosotros aquí—De pie y sonriendo mientras el fuego se apagaba, se cruzó de brazos. —Incluso la pesca se ha vuelto más fácil ahora que montamos dragones. Solían ser nuestra muerte. Ya sea porque nos mataron o se llevaron nuestra comida—Alcanzando y tomando su mano, la condujo fuera de la cueva y hacia la playa. —Todo eso cambió cuando me hice amigo de Chimuelo y les mostré cómo podría ser. Ahora todos en esta parte del mundo tienen dragones—
Dejando que la ayudara a bajar una roca, Mérida se rió. —Entonces, ¿por qué todo se debe a ti y a tu dragón Chimuelo?—
—Así es. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo es de dónde vienes?—
Al llegar a la playa, sonrió y respiró hondo. —Bueno, tenemos eso todos los días. Me encanta el olor del mar. Tenemos todo tipo de verduras y frutas y otras cosas. Cerdos, vacas, pollos y otros animales. Y costumbres que apestan—
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Confia en mi
Fiksi PenggemarHipo y Mérida están siendo utilizados como peones para comenzar una guerra entre los clanes. Después de que escapan, algo sucede mientras buscan a Chimuelo que los acerca aún más. ¿Pero podrán con las consecuencias? ¿O será este su único tiempo entr...