Los que estamos vivos estamos jodidos

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Capítulo 9

Solo oí a unas personas hablando entre sí, no los entendía. Abrí los ojos porque empezaron a gritar.
Eran mis amigos que estaban fatal, tenían sangre por todos lados y había personas muertas en el avión.
El avión estaba inclinado y hecho polvo. La parte delantera del avión no estaba. Las hélices se habían roto.

Si, evidentemente al final se había estrellado nuestro avión.
Decidí ver cómo estaba, tenía mucho miedo por ver si me había roto la pierna. Pero milagrosamente no tenía nada más que rasguños.

Estábamos en una especie de isla salvaje, ojalá que fuera Ibiza.— Pensé.
Tenía palmeras y quitando los mosquitos que me empezaban a acorralar para chuparme la sangre, la fauna era bonita.
Habían libélulas más adentro. Y los árboles tenían un color de madera muy elegante. Eran de unos tonos de madera que nunca había visto.

—¡¿Máriam, podrías dejar de admirar el paisaje y ayudar?!— Me grita Pablo, con una venda en la pierna y cojeando. Se acerca a mí.

—¿Qué te ha pasado?— Le pregunto asustada y tirándole de los mofletes. Una manía mía.

—Que me he hecho una herida y me ha salido sangre.— Me tranquiliza y me pide que le haga un nudo resistente. Como fui una scout en mi colegio me sé muchos nudos.

Después de ayudarlo me voy con los chicos.

—¿Hola, qué tal?— Les pregunto cautelosamente.

—Estamos bien, se ha estrellado nuestro avión y todos han muerto menos nosotros.— Me dice Alba sarcásticamente mientras le da unas palmadas a Lucía que está llorando desconsoladamente.

—¿Y esa sangre?— Le pregunto a Ale que parece estar traumatizado porque está mirando al horizonte a lo cowboy antiguo. Está lleno de sangre.

—No es mía...— Me suelta resoplando y sin mirarme. Eso me hace parpadear y me deja muy desconcertada.

—¿Lucía? ¿Qué te pasa, te has roto el pie?— Le pregunto a Lucía que pone una mueca de dolor.

—No, es que Gabo ha desaparecido. Bueno, y Manu...— Alba empieza a sollozar y yo me tapo la cara e intento no llorar. Qué putada.

—Eso no es todo, tú te desmayaste pero al intentar aterrizar se partió el morro del avión y explotaron los pasajeros y todo el mundo que estuviera delante de nosotros.— Dice Iker, que no ha hablado nada desde que me he despertado.— Fue como si en esta isla hubiera un campo...

Alba asiente poniéndose seria.

—Tío los de Iberia me tienen que pagar un maldito psicólogo.— Me dice Lucía parando de llorar.

—Primero a ver cómo contactamos con ellos.— Le contesto irónicamente.

Eso lo escuchan todos y se vuelven a poner a meditar sobre lo que ha pasado...

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