Capítulo 8Ya había pasado 2 horas de vuelo.
Yo cómo no, estaba durmiendo después de haberme tomado un vermú. Me lo trajo mi querida amiga Blanca.
De repente Alba me llama pellizcándome la cara.
—¿Qué pasa?— Le digo asustada.
—Todos están dormidos, vayamos a pintarles las caras.— Me dice enseñándome un neceser lleno de rotuladores para la cara. Qué detalle por parte de Alba el comprarlos permanentes.
—Paso.— Le digo enfurruñada por despertarme, dándome la vuelta para poder tener más comodidad. Pero Alba me coge del brazo, al parecer no quiere dejarme en paz.
—Estoy aburrida, hablemos.— Me pone morritos y yo resoplo.
—Habla con Sara.— Intento quitarle mi brazo a Alba pero no lo consigo.
—Está durmiendo profundamente.— Y me enseña que ya le ha pintado la cara y ni se ha dado cuenta.
—Hola chicas.— Dice susurrando Lucía que se había desabrochado el cinturón para venir con nosotras. Otra con ganas de cháchara.
—Ahí tienes a tu compañera nocturna, alabada seas Lucía.— Lucía no tiene ni idea de lo que digo pero nos dice:
—Tengo unas ganas de ir a las tiendas de Ibiza...— Suspira Lucía soñando con sus fantasías.
—¡Sii!— Alba pega un gritito ahogado del cual solo nos enteramos Lucía y yo.
Yo las acompaño a las tiendas y eso pero solo cuando es breve, odio el comprar ropa. Pero me gusta pasearme por los centros comerciales.De pronto un ruido muy molesto despierta a todos los pasajeros que son jóvenes. Ibiza + adolescentes = <3
Las azafatas están súper histéricas y más que los pasajeros, entonces no consiguen que haya calma en el avión.
Lucía, Alba, Sara (que se había despertado) gritaron.
Todos gritando y yo como soy la number one en lo que viene siendo pava, no me entero qué pasa hasta que todos gritan que el avión se está estrellando.
¡Ay Dios!
—Señor Dios por favor sálvanos.— Todos me miraron pero yo no era la que estaba rezando con voz chillona. Era Iker que se había puesto a llamar a Dios y a todos los dioses que conocía.
—Madre mía, telita con el nuevo cristiano ehh.— Dice bromeando Alba mientras le graba.
—Fuera bromas, nos vamos a estrellar.— Grita Lucía desde su asiento y con su cinturón puesto.
—LO DICHO, NO DEBIMOS DE HABERNOS SUBIDO A NINGÚN AVIÓN.— Grita Alejandro fuera de sí.
Yo no pude decir nada porque estaba aterrorizada. Pensé en cosas bonitas y cerré los ojos.
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Mivi
Genç KurguQue bonita es la vida y que mala es cuando eres como yo. ¿Quieres leer historia de una jerezana que se va al insti a por aventuras? Venga, romance, estudios e historias extras.