Hola de nuevo, querida consciencia, clamo a ti hoy porque me siento destruído, no sé por qué, no sé por cuánto, lo único seguro es que duele. Quizá sea tu culpa, quizá sea mía, en cualquier caso la ansiedad me está matando y la única forma de vencer es escribiéndome a mí mismo, inmolarme para volver a nacer, salir caminando de entre las cenizas, vencedor, suena más fácil de lo que en realidad es.
Por dentro me siento muerto justo ahora, mi mente me machaca con cosas que tal vez ni existan, el mundo sigue y ni se inmuta por mí, y yo aquí sufriendo por mí mismo... Yo mismo me causo asco, me repudio, me detesto, una de las pocas formas que tengo de librarme es escribiendo y le ruego a Dios que lo siga siendo ya que es lo único que me mantiene cuerdo. No entiendo nada, ni ahora ni antes, sonreía y hablaba de la felicidad que tenía ahora solo me mantengo en silencio total, pensando... En mí... En lo mucho que a veces me odio por ser así, yo mismo me derribo, yo mismo me destruyo, yo... Siempre soy yo...Cuando mis prosas dejen de aliviarme, cuando mis versos no me sanen será entonces, en ese momento, que habré tocado fondo, tan profundo como el mismísimo abismo y jamás podré salir o eso me temo... Francamente tengo miedo, miedo de mí, miedo de ser abandonado y echado a un lado, miedo a todo, soy un saco inútil pero con cerebro, un cerebro que se dedica la mayor parte del tiempo a aniquilarme. Sé que todo esto es temporal, que solo es un momento de tristeza y ya, pero me cuesta convencerme de ello, lo intento pero es difícil. Al final del día me volveré a levantar, lo sé, pero cuando lo haga estaré hecho trizas. Me recuperaré, pero para cuando lo haga me estaré esperando a mí mismo para hacerme caer de nuevo.
Después de tanto pensar, de tanto reflexionar, he llegado a la triste conclusión de que mi propia existencia es para mí mismo un sufrimiento, soy la última persona con la que querría convivir. Era tan feliz cuando no me conocía a mí mismo... Ahora solo sufro gracias a mí. Solo me queda luchar contra mí mismo e intentar todo lo posible por vencer, si no, terminaré consumido por mi desgracia y mi sufrimiento, me veré morir y no volveré a nacer. Seré un hueco donde los ecos de un ser que alguna vez existió solo quedan como recuerdos de sus glorias antes de caer frente a sí mismo y el nombre que susurrará será el mío.