Nuevo hogar

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Los días que me quedaban en el hotel, estuve con Zilan mirando algunos muebles para el piso, para mi suerte, ya venía amueblado, pero tenía que mirar cosas por si pasara algo.

Llegó el día, tenía que ir a mi nuevo apartamento, estaba muy contenta, pero a la vez muy nerviosa, ya que sería la primera vez que viviría sola. Aunque en casa de mis padres la mayoría del tiempo estaba sola, sabía que había alguien por si pasara algo, pero aquí, al menos de que viniera algún compañero de piso, estaría completamente sola.

Zilan lo notó en mi cara, así que me dijo:

Zilan: Si quieres puedo quedarme los primeros días contigo, no me importa.

_: No, no hace falta, ya has hecho suficiente. -aúnque en verdad, quería que se quedara conmigo, con el me siento segura-

Zilan: Que si, así te ayudaré a subir las cosas y todo eso, puedo dormir en el sofá.

_: Mira, quédate si quieres pero, lo del sofá ya lo hablaremos. -No quería que se quedara durmiendo ahí, después de todo lo que ha hecho por mi, ni de broma iba a dejarle dormir en el sofá-

Mientras esperábamos a que se hiciera la hora para ir a por las llaves del piso, fuimos a tomar algo, se me vino a la mente aquella pelea que vi hace mucho tiempo, aún no me había preguntado, tenía miedo de hacerlo. Pero me decidí y lo hice

_: Oye, cambiando de tema. ¿Te acuerdas aquella noche que te vi que estabas en un callejón con unos cuantos tíos más? ¿Porque os estabais peleando?

Me miró seriamente y agachó la cabeza, no respondió así que di a entender que no le gustó la pregunta.

_: O-Oye lo siento, no quería incomodarte.

Zilan: No importa, mira, ya es la hora, vayámonos.

Se levantó de la silla rápidamente y caminó hacia la dirección del piso, la dueña nos estaría esperando allí. El trayecto fue normal, como siempre, eso me alegró, ya que pensé que estaríamos en una situación incómoda después de la pregunta. Fue un camino de muchas risas, contamos anécdotas que nos pasaron de pequeños, fue muy divertido.

Zilan: Y después de eso, caí de boca contra el bordillo, me dieron tres puntos, pero mereció la pena cazar aquellos caracoles.

Los dos comenzamos a reír, subimos la vista al mismo tiempo, y ahí estabamos, ya habíamos llegado. Ahí estaba Zaira, era una mujer adulta de unos 45-50 años como mucho, tenía el cabello rubio y los ojos azules, era alta y muy muy flaca, prácticamente en los huesos. Me extrañó, pero como es obvio no pregunté.

_: Buenas, yo soy Melisa. Este es mi amigo Zilan, ha venido a acompañarme, se quedará conmigo las primeras noches.
Ah bueno, y este es mi perro Aaron.

Este último le dió un lengüetazo en forma de saludo. Zaira rió.

Zaira: Zaira, encantada -dijo mientras nos extendía la mano- Perfecto, es normal que los primeros días te de cosa estar sola. La primera vez que vives sola ¿verdad? -asentí- No te preocupes, este barrio es muy seguro, nunca ha pasado nada. Ven, subamos y te enseño el piso.

Los cuatro subimos por las escaleras, ya que el ascensor estaba estropeado, pero Zaira dijo que no tardarían en arreglarlo. Llegamos a la puerta de entrada, y Zaira me dió el honor de abrir yo por primera vez el piso.
Después de esto, nos estuvo explicando cada habitación de la casa, como eran los vecinos y todas esas cosas.

Zaira: Bueno, aquí finaliza mi visita jeje. Os dejo con el piso, cualquier duda o cualquier cosa, llámame, estaré atenta al teléfono!
Nos despedimos de ella con dos besos en la mejilla, y comenzamos a inspeccionar más a fondo el piso. Comencé a instalarme, poner ropa en los armarios, las cosas de Aaron... Zilan me ayudó en todo.
A todo esto, se hicieron las 20:30 así que decidimos pedir pizzas para cenar.
Yo pedí una cuatro quesos, y Zilan una barbacoa con unas alitas. No tardó en llegar la cena, unos 10-15 minutos, mientras tanto, le puse de cenar a Aaron, así cuando llegara la comida, este ya no tendría hambre, por lo que no nos molestaría. Seguimos contando anécdotas en la cena, nos estábamos riendo muchísimo, hasta tal punto, que casi llego a ahogarme con un trozo de queso.

Llegó la hora de ir a dormir, fui al baño y me cambié. Salí, y Zilan ya se estaba acomodando en el sofá, me detuve y le dije:

_: Ven, dormiremos juntos, ya lo hemos hecho otras veces.
Este asintió, y fuimos a dormir, estábamos demasiado cansados, había sido un día muy duro. Fuimos a mirar muebles, estuvimos todo el día en la calle ya que se acabó mi estancia en el hotel, no paramos de andar, íbamos todo el rato cargando con las maletas... Conlusión, estábamos AGOTADOS.

Far away from homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora