¡Solo fue un accidente!

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7:00 de la mañana
Narra Melisa

Acabo de despertarme, es como si no hubiera dormido, ya que estoy igual de cansada pero, tenía que levantarme ya que tengo que arreglar unos papeles sobre el piso y eso.

Zilan: Buenos días

_: Buenos días- dije sorprendida- pensaba que aún no te habías despertado.

Zilan: Pues pensabas mal -dijo mientras se levantaba- voy a vestirme y a lavarme la cara, tengo que pasar por casa, hace días que no voy.

_: Si, claro, claro... Es normal, adelante.

Me levanté y como no había nada para desayunar, pensé en aprovechar que tenía que ir a arreglar papeles, en hacer la compra, así llenaría la nevera. Mientras Zilan estaba en el baño, aproveché para ir eligiendo mi ropa, opté por una sudadera blanca con rayas negras en la mangas, y vaqueros negros, junto con una deportivas blancas. En cuanto Zilan salió del baño, fui directa a este a ducharme.

En unos 20 minutos acabé, cuando salí, Zilan me dijo:

Zilan: Oye, me voy ya, cualquier cosa llámame

_: Si, claro, no se como agradecerte todo esto

Nos despedimos con un abrazo y este salió del apartamento. Fui a coger las llaves, pero una llamada me interrumpió. Era Ane, así que decidí cogerlo.

Estuvimos hablando unos minutos, me llamó para ver dónde vivía, me resultó extraño, pero al mismo momento común, ya que es normal que quiera saber dónde estoy por si pasara algo. Nos despedimos, y dijo que me llamaría más tarde, que estaba ocupada.

Recordé que no me había lavado los dientes, y fui a ello. Ya por fin cuando iba a salir del apartamento, justo cuando estoy en la puerta, suena el timbre *ding dong*

Decidí abrir, y no me lo podía creer, era Ane.
Comencé a llorar de la emoción, bueno, no solo yo. Nos dimos un abrazo y estuvimos hablando, le dije que iba a ir a comprar, que si me acompañaba, esta obviamente acepto.

Por el camino estuvimos hablando, y le pregunté:

_:Bueno, ¿y como que se te ha ocurrido venir?

Ane: Estas pasando por un mal trago, y quiero estar en esto contigo, juntas, en todo, te lo prometí.

Se me saltaron las lagrimas, esta las limpió con su dedo pulgar, y continuamos charlando.

_: ¿Hasta cuando te quedas?

Ane: Una semana. Me alojaré en el motel este que hay a unas manzanas.

_: Eh, no, quédate en casa, no hay nadie, solo estaré yo, te presentaré también a Zilan.

Ane: ¿Zilan? ¿Tu novio? -dijo mientras soltaba una carcajada-

_: No es mi novio Ane, déjalo ya.
Las dos comenzamos a reír, y continuamos nuestro camino

Llegamos a la agencia y nos informamos de absolutamente todo. Después de estar unos 30 minutos más o menos ahí, fuimos a comprar, estuvimos riendo la mayoría del tiempo, ya que se nos ocurrían cosas muy absurdas. También, Ane me estaba contando su experiencia este año de bachiller. Le dije que yo no creía que fuera a continuar en el instituto, ya que ahora quiero centrarme en otras cosas, al fin y al cabo, no me importa tanto el instituto, aunque sé que es importante.

Llegamos al apartamento y comenzamos a hacer la comida

Ane: ¿Que te apetece?

_: ¿te acuerdas las croquetas con arroz que hacía mi abuela cuando te quedabas a comer de pequeñas?

Ane: Oh dios, para no acordarme, estaban deliciosas.

_: Pues vamos a hacer eso.

Comenzamos a preparar todo, pero a la hora de  freír las croquetas, hubo un escape de gas en el fogón y salió una llamarada, la cual hizo que Ane se quemara el dedo y todo saliera ardiendo. Esta, se echó hacia atrás, pero tropezó con una silla y dió con su cabeza en la mesa central.

_: Oh dios, ¡Ane!
La levanté de ahí, y la puse en el sofá, con una toalla debajo de la cabeza para la sangre.

No sabía que hacer, todo seguía ardiendo, bajé al patio del edificio con las esperanzas de que hubiera un extintor, y para mi suerte, ahí estaba. Nunca había utilizado uno, así que solo apreté, y comencé a soltar toda aquella espuma. Por suerte solo se quemó la cortina y unas manoplas, con razón ardía

No tengo coche, pensé, pero no podemos ir al hospital en autobús.
Segundos después, pensé en Zilan. Me sentía mal al llamarle, pero esto era una cosa urgente, mi mejor amiga podría morir aquí mismo, asi que lo llamé. Lo cogió al instante. Asustada, le grité:

_: ZILAN, NECESITO QUE VENGAS A CASA Y QUE ME LLEVES AL HOSPITAL YA

Zilan: ¿QUE PASA?

_: TÚ SOLO VEN. ¡Y PRONTO!

En cinco minutos, estaba aquí. Estábamos asustados, no paraba de salir sangre de ese pequeño hueco, pensé que de esta no salía, me temía lo peor. No he sentido tanto miedo en mi vida, ni siquiera cuando pasó lo de Antón. No podía creer que esto era real, no puede ser real.

Far away from homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora