Hola a todos!!! Espero disfruten de esta historia como disfrutaron de Roto, por mi parte me resultó muy agradable escribir este primer capitulo. Advierto que en esta historia se utilizan las jergas de Argentina, Chile y Perú, si hay alguna palabra que no entienden no duden en preguntarme a mí o a don Google.
Capítulo 1.-
La música retumbaba por cada rincón de la universidad sonando de fondo un pegajoso reguetón, a dónde fijase la mirada habían personas, algunas en grupo intentando conversar, otras bailando al son de la música y otras simplemente estaban besándose con quién les diera la oportunidad. Un resoplido molesto escapó de sus labios, pensó que sería una buena idea asistir a la fiesta de la universidad, sin embargo estaba bastante aburrido, no por el ambiente, si no por que no conocía a nadie y el entablar relaciones sociales no era su fuerte precisamente.
Manuel miró por enésima vez la hora en su celular, recién eran las una de la madrugada, lo mejor sería volver, meterse en la cama y terminar de leer el libro de poesía que su hermana le había regalado por Navidad, aunque antes se tomaría un par de tragos más, al menos debía valer la pena el viaje hasta ahí. Esquivando a las personas avanzó hasta llegar a la sección de la barra, sobre esta se encontraban vasos plásticos con cerveza y otros con terremoto, sin pensarlo siquiera tomó un vaso de terremoto y una cucharita plástica. Se sentó a un costado y de manera distraída comenzó a revolver el contenido dentro del vaso, adoraba esperar a que el helado de piña se derritiera mezclándose con el vino pipeño y la granadina, le daba un toque especial según él.
De pronto una mano posada sobre su hombro lo saca de su concentración. Inmediatamente ladeó el rostro para ver quién mierda era y echarle unas cuantas chuchas por interrumpir un momento tan "especial", sin embargo sus pensamientos fueron abolidos por esos hermosos ojos verdes que se encontraban frente a él. Ante la mirada atónita de Manuel al contrario se le dibuja una simpática sonrisa en el rostro.
- Che, disculpá que te venga a joder, pero me da curiosidad ese trago que estás tomando. - Arruga ligeramente la nariz. - Pero antes prefiero preguntar qué tal es, me da miedo que sepa mal viste. - Una deslumbrante y radiante sonrisa se dibuja en su rostro, enseñando sus blancos dientes.
- El terremoto es súper rico. - Lo recorrió de pies a cabeza con la mirada, sin dudas era el "weon más rico" que había visto en su vida, al menos encajaba en sus gustos a diferencia de su ex pareja. - Te lo recomiendo rucio. - Alza una de sus cejas con cierta gracia.
- ¿Rucio? - Deja escapar una escandalosa carcajada. - ¿Qué bosta significa eso boludo?
- Rucio es rubio... Aweonao. - Lo último lo susurra más para sí que para el contrario.
- Ha, mirá vos. - Se sienta junto a Manuel y coge un vaso de terremoto. - Para que sepás, me llamo Martín, sábelo. - Le guiña un ojo con bastante coquetería mientras que con una de sus manos revuelve su cabello despeinando un poco este.
- Manuel. - Lame la cucharita con la cual revuelve su trago. - Un gusto, Martín. - Hace énfasis al pronunciar su nombre para luego dar un prolongado sorbo a su trago.
Se quedan mirando fijamente a los ojos por un par de segundos, segundos que para ellos resultan una eternidad, Martín recorría con la mirada las facciones del rostro de Manuel, empezando por sus finos labios color rosa pálido, siguiendo por su respingada y bonita nariz, ni muy grande ni muy pequeña, tenía el tamaño preciso, continuó por sus pronunciados y pálidos pómulos, luego sus oscuras ojeras, culminando en sus almendrados ojos color café. Manuel no era bonito, tampoco en extremo feo, simplemente era tan común, demasiado corriente, más sus ojos reflejaban una fiereza sobrenatural, misterio, cansancio. Alzó un poco más la mirada notando ese abundante flequillo color chocolate el cual cubría una de sus cejas, su cabello lucía tan indomable como él enroscándose por sobre sus orejas dándole un toque gracioso.
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Lazos Rotos
FanfictionMartín y Manuel se conocen en la universidad, la atracción entre ellos se estableció desde el primer momento en que se miraron a los ojos en aquella fiesta, bastaron un par de copas de más para terminar teniendo sexo a las horas de conocerse. Se enc...