Contigo las horas pasan como minutos, e incluso los minutos son tan eternos, como un viaje en el universo de quien eres, de quien soy, de quienes somos.
Somos, una palabra que nos ha perseguido desde el origen de este destello, compuesto de sentimiento y decisión.
Porque sí, somos, somos juntos.
Retomando el tiempo, es increíble cómo es de variable e independiente y se la pasa buscando excusas para que nos encontremos, pendiendo del hilo efímero de esta ley, tú y yo, nosotros.
Contigo vivo el hecho de que no se necesita ser perfecto para ser justo lo que alguien necesita a su lado.
Contigo comprendo que no debo ser comprendida y que tal vez nunca te comprenderé a cabalidad, y eso ya no es relevante, mientras seas tú quien seque mis lagrimas, aún después de causarlas y yo quien te pida perdón, aún después de enfrentarnos al hecho de que no lo merezco.
Contigo aparecieron nuevos matices de color en mi vida y contigo es con quien quiero descubrir cada uno de ellos.
Contigo los insignificantes han cobrado significado y lo diminuto ha tomado protagonismo.
Contigo soy una versión que amo de mí misma, pero contigo soy todo, y también me enfrento a lo que no quiero ser.
Contigo los pretextos se convirtieron en verdades absolutas y los instantes en las más grandes oportunidades.
Contigo es más sencillo salir a la calle, y a pesar de la oscuridad que la llena, creer en qué hay una esperanza.
Y que quizá esa esperanza es nuestro destello, que en las manos del Padre de las luces, se potencia y es capaz de crear una aurora boreal.
Y contigo es justo con quien quisiera estar ahí, siempre.
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Palabras vacías, versos y café.
Şiir¿Qué lugar en la sociedad tiene una chica y sus versos fallidos? Ninguno, quizás, y por eso estoy aquí. Líneas sin sentido pero llenas de coherencia con una taza de café y tú a mi lado. Prosa sencilla y léxico pobre. Las palabras vacías de una chica...