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  Una luz en tono amarillo comenzó a aparecer en la palma de tu mano, estabas tratando de utilizar la energía que te quedaba para curar tus heridas y tratar de recuperarte de los ataques seguidos que habías tenido una vez que habías entrado a la torre. Para tu buena suerte las heridas se estaban curando por completo, lo que significaba que pronto te encontrarías con la energía suficiente como para enfrentarte a cualquier persona.

  Definitivamente no había sido buena idea el querer enfrentarte directamente con el hermano gemelo de Dante, y menos teniendo en cuenta de que ya estabas pasando los límites de tu cuerpo.

  Fue vergonzoso tener que escapar de allí cuando sabías que ya no podrías ganar la batalla, solo que algo más te había hecho sentir que quizás está no sería la última vez en la que ambos se verían nuevamente, y si eso se cumplía podrías enfrentarte nuevamente con él.

  De pronto un nauseabundo olor se había hecho presente en tus fosas nasales, lo que provocó que tomarás tu arma y mantuvieras apretado el gatillo apuntando detrás de ti, ya que de allí provenía aquel olor. Tus orbes dorados lograron observar una expresión juguetona, se trataba de un demonio en forma de payaso con una enorme y puntiaguda nariz.

— ¡Sorpresa!— exclamó acompañado de una carcajada.

  Gracias a el estruendoso sonido del payaso comenzaste a disparar el dirección hacia el, pero sabías que lo más probable es que el sería capaz de esquivar aquellas balas sin ningún problema, así como algunos demonios de la torre.

  El demonio consiguió desaparecer de tu vista, aquello te había alertado por completo. Definitivamente estabas frente a un demonio con técnicas superiores a los demás.

— ¡Estoy aquí! — exclamó nuevamente aquel demonio.

  Frunciste tu entrecejo, hace poco que te habías enfrentado a un demonio con gran velocidad y habías terminado demasiado agotada, temías que volviera a sucederte lo mismo de nuevo.

— ¿Quién eres tú?— alzaste tus pistolas en su dirección.

— Es de mala educación apuntar con un arma a un amigo ¿No crees?— el payaso señalo con su dedo índice una de tus armas de fuego, lo que provocó que lo observarás con burla.

— No te conozco fenómeno— el demonio río.

— Aún así (T/N)— formuló con una enorme sonrisa, provocando que tú rostro se frunciera.

— ¿Cómo sabes mi nombre?— le preguntaste aún supurando hacia el.

  Tu cuerpo aún no se había recuperado del todo, aún tenías ciertas heridas que te faltaban por curar así que pensabas en que quizás de tener una batalla contra el demonio en forma de payaso no sería buena idea, menos cuando aún no estabas segura de lo que él podía llegar a hacer.

— Solo quiero decir, que esta puerta a la que estabas por entrar no es la salida— tu mirada había empezado a seguir al payaso, justo después de que él comenzará a moverse por aquella habitación.

— No planeaba ir a la salida.

  Tus palabras se habían escuchado seguras, tus dedos tomaron fuertemente una de tus armas dispuesta a atacar en cualquier segundo, no te agradaba para nada la actitud de él pero no podías bajar la guardia.

— ¡Deberías! Este lugar esta diseñado para que una chica indefensa nunca entre por aquí— comenzó a ejercer varios ademán con las manos.

  Una falsa risa había salido de tus labios.

— Tu no me das órdenes payaso de pacotilla— tomaste tu pistola para comenzar a disparar hacia su dirección.

— ¡A la izquierda! ¡Un poco más! ¡Uy casi!— el payaso comenzo a evadir cada una de las balas gracias a una enorme velocidad, provocando sobre ti, un dolor de cabeza— ¿Qué ocurrió? ¿Se acabaron las municiones?

  Frunciste el entrecejo con fuerza tratando de no perder la cordura ni la paciencia, con lo que acabas de observar sabías que las armas de fuego no le harían absolutamente ningún rasguño. Tomaste tus espadas con fuerza mientras que él estaba cerca de donde estabas, presionaste las empuñaduras de tus espadas esquivando sus golpes y asimismo incrustando una de tus espadas en su abdomen, mientras que la otra estaba lo bastante cerca de su cuello.

— Ahora vas a responder a lo que te pregunté ¿Entendido?— afirmaste sobre él con molestia— ¿Quién eres?

— Soy Jester— se presentó con una risa.

  Nunca habías escuchado ese nombre antes.

— ¿Cómo sabes mi nombre?— el payaso no respondió, por lo que te encargaste de acercar aún más tus espadas sobre su cuello.

— Se muchas cosas— afirmó con una sonrisa burlona—. Por ejemplo una de ellas se llama Neflyte.

  Tu rostro cambio una vez que tus oídos escucharon aquel familiar nombre, habías escuchado hablar de él pero, no sabías absolutamente nada de él.

— ¿Conoces a Neflyte?— el payaso comenzó a reír.

— Como no conocer a alguien tan importante como él— su mirada se alejó de la tuya—. Me sorprende que tú no lo conozcas.

  Jester había aprovechado que bajaste la guardia por un momento lo que provocó que él golpeará tu cuerpo para después lanzarte por los aires. Al final tu cuerpo se había estrellado contra una de las puertas del lugar, tu mirada comenzó por buscar tus espadas nuevamente pero, te habías percatado de que él las tenía en su poder.

— ¡No te preocupes! No encontrarás las respuestas en este lugar— añadió el demonio payaso, riendo por tu expresión de molestia.

  Comenzaste a fruncir tu entrecejo después de observar como es que él comenzaba a jugar con tus espadas, el demonio era lo bastante fuerte e inteligente como para saber con qué tipo de movimientos contrarrestar los tuyos.

— ¿Qué te hace pensar que no las encontraré aquí?— le preguntaste presionando tus nudillos.

— Querida este lugar más apto para niños debiluchos como tú— una falsa sonrisa apareció sobre tu rostro.

— Es una verdadera lástima, porque no soy débil— añadiste tomando tus armas de fuego—. A decir verdad hay una persona en especial a la que deberías decirle esto.

— ¿Quién más no podría estar aquí?— cuestionó sosteniendo tus espadas a punto de atacarte.

— No lo se, quizás una niña humana con heterocromia jugando con una bazuca— añadiste en un tono lleno de obviedad.

  Aquello provocó que el demonio cambiará su rostro por uno que expresaba ligera sorpresa, aquello a decir verdad generó intriga en ti, al saber que este tema podría ser importante para el. Allí fue donde decidiste utilizar lo mismo que él, donde cerraste los ojos y los abriste una vez que te encontrabas detrás de él, de un solo movimiento tomaste tus armas pero una vez que intentaste atacarlo, él logró esquivarlo con facilidad.

— Supongo que a ella también la conoces.

— No es algo de tu incumbencia— afirmó con una sonrisa.

— Claro— rodaste los ojos una vez que colocaste el filo de tu arma sobre tu hombro.

  El demonio había aparecido ahora detrás de ti, sabías que él haría ese tipo de movimiento por lo que habías tomado tu espada en tu mano izquierda tratando de golpearlo con ella, pero el lo detuvo entre sus manos acción que te tomo por sorpresa y justo después de que su pie se estrellara con fuerza en tu abdomen.

  Cuando tu cuerpo cayó al suelo, el ya se encontraba frente a ti tomando tus cabellos.

— Alguien se ha portado muy mal hoy.

  Tomaste su mano con algo de dificultad, pero el dio su último movimiento, golpeando tu rostro con su pie y lanzandote fuera de la habitación.

  Presionaste tus ojos cuando sentiste el impacto en tu espalda de nueva cuenta, ahora sí sabías que no había sido buena idea tener que enfrentarse a él.

— Que tengas un buen día.

MY DEMONS ━━ vergil spardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora