MY DEMONS ━━ vergil sparda

c a t o r c e

  Tu mente se encontraba demasiado confundida al respecto, ya que aquellas voces qué habías escuchado en aquella habitación, pronunciaron tu nombre y lo más probable es que se tratarán de tus padres. Ahora necesitabas llegar hasta el demonio en forma de payaso para que te explicará qué fue lo que sucedió con ambos.

  Cuando entraste en aquella puerta un olor había llamado por completo tu atención, se trataban de más demonios los por lo que tomaste tus armas de fuego para comenzar a dispararles en la cabeza parar terminar con ello lo más rápido posible. Pero, fue allí donde un olor qué lograste reconocer se había hecho presente, se trataba de un joven de cabellos blanquecinos con una gabardina en color carmesí, él tambien se encontraba atacando a los demonios del lugar.

  Uno de estos demonios se había acercado hasta ti, donde rápidamente lograste terminar con su vida de un disparo en la cabeza, de igual manera aquel joven también había terminado con los demonios restantes en el lugar.

— Son como una maldita plaga— murmuraste con molestia.

  Y cuando guardaste tu arma, tomaste una de tus espadas acercándose hacia el de cabellos blancos presionando tus labios. Fue allí donde el filo de tu espada estaba peligrosamente cerca del cuello de él, cosa que lo había tomado desprevenido ya que no te consideraba un enemigo.

— ¿Qué te sucede?— cuestionó Dante después de sentir el filo de tu espada sobre su cuello—. Soy yo, (T/N).

— Lo sé— murmuraste en un tono molesto.

— ¿Sigues molesta por tu casa?— preguntó Dante observando de reojo tu espada, lo que provocó que presionaras tu mandíbula y guardarás tu espada.

— Estoy segura de que conoces la respuesta— sostuviste su mirada—. No puedo creer que hayas destruido absolutamente todo. La verdad es que hubiera preferido que te perdieras en el lugar, yo hubiera estado mejor sola en casa.

  Dante río después de escuchar tus palabras.

— Se que me extrañaste— añadió Dante en un tono bromista, cosa que no te agrado en lo absoluto—. Además tu casa ya estaba hecha un desastre.

— ¿Por culpa de quién?— levantaste una ceja—. Siempre que te dejo a cargo de mi casa le sucede algo malo.

  Te molestaba mucho el hecho de que Dante no parecía tener ninguna pizca de remordimiento, no después de que haya destruido tu patrimonio completo después de que se lo dejaras por un momento.

— Lo siento ¿si?— una pequeña sonrisa se había hecho presente en su rostro, sus palabras parecian ser sinceras—. Sabes que te pagaré los daños.

  Tu mirada ahora expresaba un enorme disgusto, gesto que no pasó desapercibido por él de cabellos blanquecinos quien cabía qué algo malo estaría por suceder.

— ¿Cuántas veces no he escuchado eso? Nunca cambias Dante— diste un pequeño suspiró, no querías perder el control porque estabas molesta con él.

— Quizás esta situación cambie— Dante sonrió.

— Y espero que lo haga— presionaste los dientes—. Porque sino lo hace, yo misma me encargaré de que te busques otro lugar para vivir ¿escuchaste?

— Pero...

— No voy a repetir mis palabras Dante— él mencionado no pronunció ninguna palabra—. Estoy tan cansada de tus mentiras, así que será mejor que empieces a actuar en vez de abrir la boca.

— Estas un poco más alterada que de costumbre— admitió Dante— ¿Segura que esta todo bien?

  No podías fingir frente a él, no todo estaba bien para ti. Tenías que seguir investigando quienes eran tus padres, quizás el demonio sabia algo al respecto pero tenías miedo de depositar toda tu esperanza en ello y al final, nunca descubrir nada.