Capítulo X. Propuestas

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Emma's POV

Me encontraba sentada frente a una mesa que parecía ser donde interrogaban a los sospechosos de crímenes, no me habían dejado llamar a nadie, sabía que Lily se encontraba ahí siempre de alguna u otra forma siempre me encuentra cuando me meto en líos, pensé que cuando salió el alguacil de la sala dejándome una taza de café entraría algún otro oficial con un cargo menor al de él pero me equivoqué, en ese momento supe que ya era una criminal de las grandes ya que delante de mi se sentó nada más y nada menos que la alcaldesa de aquel pueblo y sino fuera poco ya sabía el sermón que me esperaba

R: Emma tú eres demasiado hermosa e inteligente, pudiste conseguir a alguien con mucho más clase, acabo de conocer a tu prometida y deja mucho que desear —Me vio con una sonrisa divertida—

E: ¿Qué le dijiste? — Le devolví la sonrisa porque aunque quisiera con solo verla el enojo se esfumaba—

R: Solo la puse en su lugar Em, la autoridad aquí soy yo. Además si vine fue solo porque eres tú, si alguien más hubiera hecho lo que tú ya estuviera procesándose

E: Regina, de verdad lo lamento yo... me precipité, estaba molesta y bebí más de la cuenta. No tengo tu número o algún e-mail, lo único que pensé fue ir al ayuntamiento ya que si iba a tu casa, probablemente Henry me vea como una mala influencia para ti y ya somos una especie de amigos por cierto — La vi tensarse al mencionarlo—

R: ¿Cómo conoces a mi hijo? — Mostró una cara seria mientras acomodaba su saco—

E: La pregunta no es cómo, sino quién —Alcé los hombros divertida—

R: — Soltó una pequeña risa— Kathryn ¿Cierto?

E: Así es morenita mía — Se removió en su asiento para no perder la compostura mientras acomodaba su saco—

R: Emma... Por favor... — Me dedicó una tímida sonrisa mientras trataba de ocultar sus mejillas sonrojadas—

E: Lo sé no debí hacerlo, creo aún tengo alcohol en la sangre — Mordí mi labio apenada— además se escuchaba tres veces mejor en mi cabeza así que mejor vamos a olvidar esto

R: No pasa nada, solo que eres la única que me ha dicho así y es en cierta parte extraño escucharte decirlo

E: Bien, digamos que estamos a mano por lo del otro día en la hostería y ya no diré nada

R: No Emma, no lo estamos porque si mal no recuerdo ese día también salvé tu blanco trasero. Ahora tenemos que hablar de tu sentencia, si firmas esta declaración te daré una fianza mínima y algunas horas de trabajo comunitario

E: Déjame ver si entendí, me cobrarás una multa y además terminaré trabajando para ti recolectando la basura del pueblo que diriges ¿Acaso no crees que salgo perdiendo?

R: De hecho no, es al revés — Alzó los hombros con simpleza— Causaste daño a propiedad pública, o sea el ayuntamiento además estar en estado de ebriedad en vía publica también es un delito por lo tanto debería darte un castigo ejemplar pero no puedo hacerlo, bueno no precisamente contigo, en caso de que hubiera sido otra persona la que hubiera dañado mi oficina no haría nada por ayudarlo y se hubiera procesado. Así que tómalo como un favor, como amigas por las viejas glorias — Me acerca los papeles con una pluma—

E: No somos amigas Regina, aunque lo quisiera pero está bien. No puedo detener mi proyecto más tiempo — Tomé sin pensar los papeles y puse las firmas que se necesitaban—

R: Ah, Emma por cierto no vas a limpiar calles. Me serías de mayor utilidad en la oficina, ninguna secretaria dura más de una semana y tú te verás obligada a trabajar conmigo por lo menos unas cuantas semanas

Nunca dejé de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora