Zhao

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Luego de varias horas de meticulosa ejecución Zhao por fin se encontraba fuera del dominio de sus padres. El joven héroe, de tan solo 8 años de edad, había sido castigado por su vulgar vocabulario.

Salir de su cuarto fue una tarea fácil, salir del territorio del clan resulto ser la prueba más difícil de toda su corta vida. Los guardias de gran habilidad y las formaciones secretas presentaron grandes obstáculos para el pequeño héroe. Sin embargo, su gran escape no fue perfecto.

―Mi señor, el joven amo ha escapado del clan― dijo arrodillándose un experto que acababa de salir de entre las sombras de las cortinas.

―Los dioses no nos han olvidado― suspiro el hombre de mediana edad, cerrando el pergamino electrónico que hasta hace un momento estaba leyendo.

―llévatelo de aquí, su seguridad es tu prioridad de ahora en adelante― agrego con solemnidad el padre de Zhao, levantándose y mirando por la ventana.

― ¿Maestro? ― pregunto el guardia sin entender el significado de las ordenes.

―Sal de aquí! ― grito molesto el jefe del clan.

―Como ordene― respondió el guardia desvaneciéndose entre las sombras.

―Antes de que quedes atrapado con nosotros― susurro el padre de Zhao, ahora solo en la habitación.

Mientras tanto, a las afueras del clan. Zhao se encuentra empujando una pequeña barca hacia el lago colindante. Ahora que sus padres ya no lo quieren más ha decidido emprender su gran aventura por el mundo. No tuvo tiempo para empacar comida; además, cazar no debe de ser tan difícil. Nunca lo ha intentado pero los cazadores que conoce le han contado historias de cómo consiguen la comida y según lo que calcula es una practica fácil.

«Ya nadie me va a mandar nunca más, voy a poder comer todo lo que quiera y decir todo lo que se me dé la gana» pensó Zhao montándose sobre la barca y empezando a remar. De pronto, se materializo una sombra sobre la barca.

― ¡Agggh! ― gritó Zhao cayéndose de para atrás, casi volteando la balsa.

― ¿Qué ...

Antes de poder decir algo más una de las manos de la sombra le tapó la boca. Asustado el joven héroe alzo la vista. Frente a él se encontraba un rostro conocido, Zhao no sabía su nombre, pero había visto su rostro alguna vez que entro en el estudio de su padre.

El hombre de complexión delgada se llevó la otra mano a la boca, tapándola con el índice, indicándole hacer silencio. Zhao no entendió, pero antes de poder demostrar su inconformidad sonó una enorme explosión.

¡Boom!

Una gran luz lo cubrió todo. El impacto fue tal que las olas del lago casi voltean la barca donde se encontraban, seguido a eso se escucharon los gritos de guerra. Zhao volteo la cabeza y se petrifico con lo que vio.

Aquel lugar al que llamaba hogar se encontraba en llamas, los gritos de las mujeres y los llantos de los niños llegaban hasta sus oídos. Pero no fue miedo la primera emoción que sintió apenas recupero la razón. Rabia, valor, coraje y enojo fue lo que sintió. «¿Quién se atreve a atacar mi hogar?»

Con fuerza sobre humana y mostrando el potencial que solo un héroe puede tener se lanzó de clavado al agua, sin darle oportunidad alguna de reaccionar al experto que acababa de enviar su padre.

Lastimablemente el experto con el que se encontraba lo superaba por mucho, fue solo salir del asombro de haber sido superado por un niño de 8 años para entrar en acción. Agarro al hijo de su amo por el cuello de la camisa y lo saco del agua de un solo jalón.

― ¡Déjame, voy a matar a los que se atreven a atacar nuestro clan! ― gritó frustrado Zhao, convocando todas las fuerzas de su cuerpo para zafarse del brazo del experto.

―No podemos hacer nada― lo corto el hombre.

En ese momento, el guardia realizo una técnica de movimiento que lo desplazo cientos de metros llevándolos a ambos al otro lado del lago.

― ¡Suéltame! no ves que nos necesitan ― vocifero Zhao con enojo palpable.

―Ya es muy tarde, son los KelleKtory

Apenas Zhao escucho el nombre de los mercenarios más infames de Tellurus su rostro se tornó sombrío.

― ¿Por qué están atacando el clan? ― pregunto una voz tan fría que el guardia que se encontraba cargándolo, sobre uno de sus hombros sintió un escalofrió recorrer todo su cuerpo.

―El amo solo me alcanzo a avisar hace unos minutos, no se quien tendría las agallas de contratarlos para enfrentarse a nuestro clan.

Zhao apretó sus puños con tanta fuerza que le empezaron a sangrar las manos, hasta el reconoció el nombre. Una línea de sangre también le comenzó a acariciar el rostro, sin darse cuenta, para reprimir la rabia se mordió el labio inferior. En ese momento se juró volverse lo suficientemente fuerte como para encontrar y matar a quien o quienes contrataron a KelleKtory y eliminar su línea sanguínea de Tellurus. Así mismo, se prometió que eliminaría de la faz de la tierra a esos malditos mercenarios que se creen intocables.

Fue entonces que las lágrimas lo vencieron, las últimas palabras de sus padres "Los héroes no dicen groserías" quedaron impresas en su pequeña cabeza.

Memorias de TellurusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora