Memorias de Tellurus

Zattos

Una noche de invierno en la capital de Hietral la familia de Zattos se encontraba ofreciendo un vals como despedida a su hijo de 10 años, quien dentro de una semana partiría hacia la academia Lumen. Por desgracia, al joven héroe le parecían molestos esta clase de celebraciones. Todas las actividades y cada uno de los invitados no podrían ser menos interesantes. Si lo que sus papas querían era sacarlo de la casa, organizando este tipo de reuniones a lo mejor lo mataría del aburrimiento.

Por esta razón el joven Zattos se encontraba durmiendo sobre la baranda de uno de los balcones de la mansión de su familia. Habría preferido dormir en la comodidad de su cama pero ese sería el primer lugar donde lo buscarían los sirvientes de la casa.

― Zattos, por fin te encuentro―

La gruesa voz lo despertó. El joven héroe bostezo y abrió los ojos a ver quién lo había encontrado. Frente a él, iluminado por la luz de las lunas se encontraba su tío. Un enorme hombre de pelo largo y barba tupida, cualquier persona que no lo conociera reaccionaria gritando del susto.

― ¿Tío? ― pregunto Zattos con sorpresa, si alguien de seguro non dedicaba oda su vida a molestarlo ese era su tío.

―Ven, ven levántate que te tengo un gran regalo― se le acerco el intimidante hombre.

Zattos se limitó a sentarse sobre la baranda del balcón, bostezar y estirarse para ver qué extraña cosa le daría ahora su tío ― si no tiene veneno no me interesa―

― ¿Cómo dices eso? si ni siquiera haz mirado lo que te traje, estoy seguro de que te gustara― respondió su tío sentándose a su lado.

En ese momento, el imponente general se metió la mano al bolsillo y saco algo con extremo cuidado. A Zattos le dio curiosidad ver como su tío manejaba con cuidado algo, su pariente no tenía buena reputación de ser fino. Más bien, el general era famoso por ser burdo y porque en resolvía todo a la fuerza.

Con mucho cuidado el enorme hombre acerco sus manos al pequeño héroe, y con mucha lentitud abrió sus palmas. Dentro de estas se encontraba un extraño caracol, de una especie que Zattos nunca antes había visto.

―Se llama Charlotte pero para molestarla le digo Charlie

― ¿Intentas molestar a un caracol?

―Ah, pero este no es un caracol común y corriente

―Yo no veo que tenga nada de especial

― ¿Reconoces el nombre Zhìmìngde-Dúyào?

― ¿La viuda venenosa?

―Esa misma

― ¿Qué pasa con ella?

―Pues te la estoy presentando

― ¿Qué? ― no pudo evitar gritar Zattos de la impresión, casi se cae de para atrás de no ser sostenido por su tío.

― ¿Co... como termino la viuda venenosa...a... así? ― pregunto Zattos sin aun creérselo.

―Todo sucedió hace algunos meses...

La viuda venenosa una mujer horripilante, que se ganó su nombre no por envenenar a su esposo; sino, por envenenar a cuento hombre se le cruzara, ni las bestias macho se salvaban de su malicia. Dejando a millones de mujeres alrededor de Tellurus viudas. Esta extrema feminista, hace unos años había llegado a Hietral, y sus macabras hazañas consternaron a la población.

El tío de Zattos, como uno de sus mejores generales tuvo que tomar acción cuando todo se empezaba a salir de control. Él junto con una docena de sus hombres de elite decidieron tenderle una emboscada en la capital. Sabiendo su modus operandi más de la mitad del equipo eran mujeres y los cuatro hombres restantes incluido el general, estaban disfrazados del sexo opuesto.

La batalla fue complicada, la mitad del distrito comercial fue destruido, dejando millones en pérdidas. Solo el general y 3 de sus subordinadas sobrevivieron, y Zhìmìngde-Dúyào que tuvo la oportunidad de eliminarlos y de escapar se vio frustrada por un caracol que se encontraba en el lugar exacto, en el momento justo en que una fábrica de talismanes mágicos exploto, fusionándolo con la vil mujer pues casualmente sus energías mágicas eran compatibles.

La criatura resultante fue un caracol con propiedades venenosas extremadamente raras, con la mente de una criminal buscada en todo el mundo. Para mejorar las cosas, el caracol se volvió incompatible con la magia por lo que resulto siendo la mejor cárcel para la viuda venenosa pues su nuevo cuerpo no sería capaz de llevar acabo prácticamente nada de lo que su mente quisiera, cosa que habría sido muy distinta de haber podido manejar magia, caso en el cual muy seguramente habría sido capaz de recuperar su cuerpo original.

― Y al darme cuenta de que al final termino siendo un recipiente de venenos totalmente inofensivo me pareció muy buena idea regalártela.

― ¿Mis papas lo saben?

― Por supuesto que no, como alguien en su sano juicio me dejaría regalarle a un niño de 10 años un caracol súper venenoso con la mente de una de las criminales más letales de los últimos tiempos.

― ¿Estas siendo sarcásticos? ― Pregunto Zattos sin entender lo que acababa de decir su tío.

―Claro que no, hablo en serio. A lo mejor te termina matando mientras duermes.

El joven héroe se asustó, ¿su tío lo estaba intentando matar? Y ¿le estaba diciendo eso de frente?

― Zattos, chico...― dijo el general colocando su enorme mano sobre la cabeza del pequeño héroe ― ser miembro de los elegidos de una raza no es algo bueno en su totalidad ― el peludo hombre suspiro levantando su mirada a las estrellas ― te vas a cruzar con lo peor de este mundo y lo más probable es que mueras peleando contra algún ser maligno. No lo digo para asustarte, sé que tu voluntad no se quebrara, pero apenas te gradúes de Lumen vivirás con la sombra de la muerte por el resto de tus días.

El enorme hombre se levantó, agarró a Zattos y lo subió sobre sus hombros ― Si consigues generar un vínculo con Charlie, tu compatibilidad con venenos y su experticia en el campo será como una segunda vida. No será fácil, pero eres mi sobrino y no creo que este reto te quede grande.

Apenas termino de hablar el general empezó a caminar hacia la entrada de la mansión.

― ¿Qué haces? Pregunto Zattos al darse cuenta de que se dirigían hacia donde sonaba la música.

―Jajaja tu padre me ha pedido que te lleve al salón de baile, ¿Cómo esperas que celebremos si el homenajeado no está? Además, hay varias niñas que están interesadas en bailar contigo, vi a una elfa con unos ojos y un cuerpo....

Los dos dejaron el balcón entre los gritos de protesta de Zattos y la risa de su tío.

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