Sora

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Un día soleado de primavera, en la capital de Illaban se realizaban las ultimas preparaciones para el festival de la diosa del agua. A diferencia de todas las demás naciones, en Illaban la marca de los dioses conllevaba ciertos requisitorios. Pues cada generación de elegidos, nacían mas de un elegido por especie. En este caso los candidatos a elegidos nacían con el tatuaje en forma de estrella de seis puntas, pero en este caso en vez de ser negro el color se manifestaba un tanto transparente.

La competición entre los distintos candidatos a elegidos variaba entre las distintas razas, dependiendo de lo que el papel de los elegidos conllevaba. Sin embargo, en el caso de los humanos, donde los héroes toman un papel dinámico y sus deberes pueden ser tan amplios como específicos, la competición entre los candidatos a elegidos es un tanto especial.

Los jóvenes humanos con la marca de candidatos al cumplir los 5 años debían de ir hacia el panteón de Illaban, una estructura que era a su vez un templo, un coliseo y un teatro. En este lugar deberían de realizar un acto, una ofrenda o alguna demostración hacia los dioses o algún dios de su preferencia para ganar su favor y así obtener finalmente la marca de los dioses, para ser por fin reconocidos como héroes. Los perdedores solo verían como sus marcas semi transparentes desaparecerían de un día para otro.

Y precisamente, preparándose para este evento que le podría cambiar la vida, una pequeña niña de 5 años se encontraba junto con sus padres practicando la ofrenda que realizaría en unas cuantas horas.

―Eso es cariño, cierra tus ojos tu mueve tus brazos como si fueran ríos.

―Mueve tus caderas con más suavidad.

La habitación donde se encontraban estaba hecha de bambú, roble y jade. Estos materiales le daban un aspecto místico y sagrado. Tanto los padres como la niña soltaron suspiros de asombro cuando les presentaron esta habitación hace 5 días, pues podían realizar la preparación en el templo durante una semana de así requerirlo. De saber que este lugar tan lujoso solo era la habitación más pequeña, reservada solo para las familias de los candidatos más pobres, quien sabe que dirían los tres.

Fue en medio de la práctica del baile que la puerta se abrió. La pequeña niña abrió sus hermosos ojos con lentitud, sus largas pestañas danzaron con los parpadeos que realizo.

― ¡Papa!

La niña dejo lo que estaba haciendo y salió corriendo como si nada en el mundo importara. Lanzándose sobre su padre y agarrándolo de la cintura, el lugar más alto que alcanzo.

―Jajaja ¿Cómo está mi princesita? ― rio el hombre alzándola y abrazándola con ternura.

La mujer que hasta hace unos segundos estaba instruyendo a su hija sonrió, algunos hábitos nunca cambian.

―Si alguien los viera pensaría que hace mucho no se han visto.

Tanto padre como hija se sonrojaron, el hombre solo acababa de volver del baño. No le había tomado más de 5 minutos.

― ¿Qué? ¿También necesitas un abrazo?

La mujer no pudo evitar reírse.

―Bueno, bueno, pero luego practicamos una vez más. Sora ya realiza su danza a la diosa del agua con naturalidad ― respondió la mujer uniéndose a su familia.

Luego de practicar, las pocas horas restantes para la selección de los elegidos pasaron tan rápido que Sora no se dio cuenta. A diferencia de los demás niños con los que estaría compitiendo sus padres en realidad no le explicaron nada. Durante los cinco años de su corta vida en ningún momento la presionaron y mucho menos equipararon su valor al de una candidata a elegida. Para sus padres era simplemente su muy amada hija, de la cual solo querían llenarla de felicidad sin importar el resultado.

Los fuertes aplausos del público hacia el acto del niño antes de ella, despertaron a Sora de sus pensamientos. Un monje con sobrepeso la urgió a que se dirigiera al escenario, y la tímida niña solo accedió hasta que sus padres le confirmaron que no había nada que temer.

Sora cerro los ojos, inflo sus pequeños cachetes y cerró sus puños. Era hora de dirigirse al escenario. Cuando volvió a abrir sus hermosos ojos empezó a caminar con resolución, esta escena derritió a sus padres, quienes en ese momento olvidaron lo que estaba en juego en esos momentos.

Fue cuando Sora llegó al centro del escenario que volteo a ver al público y sus ojos se abrieron con asombro. Las luces la iluminaban y el cielo rojizo indicaba que empezaba a atardecer. No había rastro alguno de miedo ni nerviosismo en su rostro. Solo la determinación de realizar a la perfección el baile que tanto le gustaba.

En ese momento escucho como comenzaba la música, cerró sus ojitos e inicio su baile. Tanto sus padres como el público se sorprendieron pues todavía el presentador ni siquiera la había introducido, ni la música había comenzado. La pequeña niña ante sus ojos empezó a bailar de improvisto.

Cuando los pequeños brazos de Sora se empezaron a alzar hacia el cielo, una neblina aguamarina empezó a descender sobre todos los espectadores. Acompañando a la neblina una fina melodía deleito los oídos de los presentes. No se trataba de la música previamente acordada, ni de ninguno de los organizadores ni ayudantes. Pero en ese momento, fue tal la sorpresa que ninguno de los presentes siquiera lo pensó. Sus ojos estaban pegados a la figura de la pequeña niña que danzaba en medio de la neblina, iluminada tanto por el sol y la luna, como si fueran sus focos personales.

Fantásticas ilusiones de agua empezaron a danzar alrededor de la niña y entre los espectadores sumergiéndolos a todos en una especie de carnaval sacro.

Al final, cuando Sora se detuvo, la música la acompaño y todas las figuras desaparecieron junto a la neblina. El público en ese momento recordó como respirar y se escucharon miles de cientos de suspiros sincronizados, todo parecía como si hubiera sido practicado.

Luego de dos minutos Sora abrió sus ojos, su respiración estaba entrecortada, por alguna razón se sentía aún más cansada que de costumbre. Y de inmediato todas las personas que se habían encontrado en supremo silencio erupcionarón en aplausos y aclamaciones.

El furor de todos duro más de una hora, y en ningún momento se dieron cuenta, que en el cuello de Sora ya se encontraba en perfecto estado la marca de los dioses.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2019 ⏰

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