Elise

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¡Boom!

La puerta de la habitación fue cerrada con tanta fuerza que hasta los cristales de las ventanas vibraron. Elise se lanzó sobre su cama sin creer todo lo que había sucedido durante la última semana. Durante las festividades del solsticio de fuego y ceniza los ulmay realizaron un ataque en una escala nunca antes vista, la academia apenas pudo defenderse por culpa del golpe que Bimalen planeo también para ese mismo día.

Elise hundió su cabeza en la almohada más grande que encontró y grito con todas sus fuerzas, las lágrimas se deslizaban por sus delicadas mejillas. Luego de todo lo sucedido su padre la obligo a volver, a este frio lugar al que hace mucho tiempo dejo de llamar hogar. La reacción en masa contra la academia por todo lo sucedido en el último año que culmino en el ataque de los ulmay le dio la oportunidad perfecta a todos aquellos inconformes con su existencia. La academia Lumen se encontraba en el foco de las críticas políticas y mediáticas, el disgusto general se podía sentir hasta en los pasillos de este castillo.

¡Toc! ¡Toc!

Los golpes en la puerta anunciaron la llegada de Zelesca, su criada personal, con un profundo respiro Elise se separó de la almohada y dijo.

―Adelante

Zelesca abrió la puerta con cuidado, al ser la criada personal de Elise desde que la pequeña ama nació, la conocía como si fuera su propia hija. El estado en el que llego y las causas por las que quiso dejar atrás el castillo y sus lujos, eran bien conocidos por Zelesca. Pero en este momento Elise no necesitaba consejo, ni siquiera palabras de aliento, solo un hombro en el cual llorar y una confidente con la cual desahogarse.

La vampiresa de piel azulada, cabello negro y abundantes labios carmesí se sentó a un lado de la cama luego de cerrar la puerta con cuidado. Estiro una de sus manos y acaricio el sedoso pelo de Elise, y como si fuera natural la joven Vhighoul se lanzó sobre su regazo.

― ¿Qué han dicho sobre él?

Zelesca le seco una de las lágrimas de la mejilla antes de responder.

―Lumen no ha dado ninguna comunicación oficial, pero por lo que pude escuchar, los oídos de tu padre dicen que el joven Laxus perdió la razón.

Zelesca pauso un momento, por instinto no quería decirle la verdad a la señorita.

―Al parecer asesino a varios de sus amigos.

Los brazos de Elise agarraron con fuerza la ropa de Zelesca.

―En este momento su paradero es desconocido.

Justo en ese momento, Zelesca noto como el agarre de Elise se suavizo.

―Ven, necesitas un baño caliente antes de dormir, así relajaras tus músculos.

Zelesca ayudo a Elise a levantarse y la guio hasta el baño. Con solo oprimir un botón una formación mágica lleno la bañera con agua caliente. El relajante vapor inundo el baño. Zelesca luego abrió un pequeño paquete que se encontraba dentro de un pequeño cajón de madera, y lo vertió en el agua. Una dulce fragancia a flores deleito sus sentidos. Luego, ayudo a Elise a quitarse la ropa y le dio soporte para que entrara en el agua.

― ¿Mi padre ha dicho algo sobre la invitación que le di a Laxus?

La voz con la que Elise pregunto fue extremadamente débil, pero gracias a sus sentidos avanzados Zelesca escucho con nitidez. Y mientras acomodaba el pelo de la pequeña ama para que este no se mojara dijo.

―Siempre y cuando llegue a la confrontación de pretendientes y gane, dice que no se interpondrá. Por otro lado...

Zelesca pauso al darse cuenta de que casi se le sale un tema delicado de tratar con su ama.

―No me molesta que hables de Kyril. Ya lo superé, gracias a él aprendí a utilizar mi poder y descubrí a Laxus.

―Me alegra escucharlo señorita.

―Pero eso no quiere decir que lo haya perdonado. Algún día, acabare con él y los suyos.

Sus ojos reflejaron una frialdad que habrían asustado a Zelesca de haberlos visto en ese momento.

―Ahora dime, ¿Qué pasa con ese cretino?

La criada dudo un momento, pero confió en la templanza de su ama.

―El señor Kyril ha declarado que se postulará como uno de los pretendientes y que hará todo lo posible para acabar con la vida de los demás aspirantes para ni siquiera dejarlos aparecer en el coliseo de los ancestros.

― ¡Hmm! Quien se cree que es.

El disgusto en la voz de Elise era evidente, pero tanto ella como Zelesca conocían el poder político de su familia. No eran palabras banas lo que anuncio ante el público y su poder le permitía realizar estos actos sin que nadie dijera nada. La sociedad en este pequeño rincón de Ashgul se basaba en la violencia por lo que este acto de dominancia de Kyril era aceptado como algo natural por todos aquellos dentro del dominio de su padre.

―Ahora que lo pienso.

Una coqueta sonrisa apareció en los labios de Elise.

―Porque no realizamos nuestros propios arreglos.

Esa noche las dos mujeres empezaron a maquinar un plan bastante peculiar.



***


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