Starboy. | SaiGenos

Recuerdo.

Luego del incómodo momento, Genos optó por alejarse del lugar y volver nuevamente junto a sus compañeros, notando que Badd seguía discutiendo e intentando convencer a Garou de que dejara de beber o sino lo arrastraría del cabello hasta la academia.

- ¡Levántate idiota! - Gritó Badd mientras golpeaba la cabeza del peliblanco quien se había recostado en sus piernas y parecía haberse desmayado, pero como respuesta solo obtuvo algunos balbuceos y risas tontas. - Agh, maldito idiota, me las pagarás. - Bufó mientras pasaba uno de los brazos de Garou por su cuello en un intento de levantarlo y llevárselo de aquel lugar.

- ¿Sucede algo? - Preguntó Genos acercándose a aquel par.

- Sí, sucede que debo hacerme cargo del ebrio trasero de este cabeza hueca, como siempre. - Comenzó a caminar arrastrando al peliblanco. - Por cierto, Garou no es el único problema aquí. - Terminó señalando con su mano libre el centro del establecimiento.

En medio de las luces neón resaltaba la inconfundible silueta de Sonic bailando sobre una mesa con una botella de vodka en la mano derecha.

Genos palmeó su rostro y lentamente se acercó hasta el lugar tomándolo de la coleta para bajarlo de la mesa.

- ¡Auch! - Se quejó tomando su cabello. - Hey, qué creeshh que hacess jidiota. - Habló tambaleante frente a su rubio amigo.

- Estás muy ebrio, y ya debemos irnos. - Genos lo tomó del brazo para guiarlo.

- Yop no eshtoy ebrio. - Alegó colocando sus manos sobre su cadera.

- Seh, eso dicen los ebrios. - Y sin más que decir, lo arrastró fuera del lugar ignorando los lloriqueos del pelinegro.

[•••]

Genos llevó a Sonic hasta su habitación y suspiró cansado al ver que el pelinegro había caído como roca una vez tocó la cama. Sonic era un desastre, todo fue un jodido desastre, había preferido quedarse encerrado durmiendo y así evitarse tantas molestias.

Tomó la manecilla de la puerta pensando en que Saitama se había quedado en aquel bar y ni siquiera se inmutó cuando él se alejó del lugar.
Dudaba incluso en si debía entrar al departamento y dormir allí, lo más probable era que Saitama no llegara esa noche.

No era de su incumbencia, o al menos trataba de convencerse de ello.

Se quitó la ropa y entró a la ducha, necesitaba un refrescante baño urgente.
Una vez salió, tomó una bermuda y se tiró sobre el futón aún con el cabello húmedo. Eran casi las 3 de la mañana y aunque la vista del futón vacío a su lado le incomodaba, se obligó a dormir finalmente.

Pasaron tan solo unos minutos, o al menos eso sintió Genos, pues en realidad ya eran las 8 de la mañana cuando un par de golpes en la puerta le despertaron.

- Maldición, no encuentro mis llaves. - Genos escuchó la voz de Saitama a través de la puerta. - ¿Genos no ha vuelto? - El rubio se acercó a la puerta atento mientras el mayor hablaba consigo mismo.

Abrió la puerta. Inevitablemente ver al hombre frente a él le generó cierta tranquilidad.

- Saitama - Exclamó como saludo.

- ¡Oh, Genos! Qué bueno que ya estás acá. - Saitama posicionó una de sus manos sobre el hombro de Genos quien sintió lo frías que estaban. - Agh, muero de hambre, viejo. - Entró al lugar y encendió la luz para luego buscar entre el refrigerador algo para calmar su estómago.