Un pedazo de ti - Cap09

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Un pedazo de ti – Cap09


El clima de ese día, había estado bochornoso en exceso. Al llegar a casa, inmediatamente Pan se despojó de su incómodo pantalón de vestir, desabotonó con prisa cada uno de los pequeños botoncitos de su blusa, hasta quedar totalmente liberada de su sofocante abrazo.

En la mañana y durante el transcurso del día, no tuvo ningún inconveniente con el atuendo que había elegido para ese día, gracias al clima artificial de la oficina. Pero al salir y conducir por un lapso de treinta minutos hacia su casa, entre el tráfico y el abrasador calor del sol dando de lleno sobre la ciudad, sintió que de pronto su atuendo se transformó en un instrumento de tortura. En esos pocos minutos, su espalda se empapó de sudor y el pantalón pareció encogerse dos tallas menos, terminando por adherirse a su piel.

-De nuevo tengo que llevar el auto a que reparen el aire acondicionado- gruñó de mal humor al apagar el motor frente a su casa. Ya se estaban haciendo recurrentes las visitas al mecánico, pero se negaba a cambiar su querido automóvil.

-Mami... ¡Quero quicatudas!- ordenó Arya. Como siempre al entrar a la habitación de su madre.

Pan suspiró fastidiada y resignada. Si por ella fuera, en esos momentos ya estaría bajo un placentero chorro de agua fría en la ducha. Inclusive su ropa interior le incomodaba, deseaba más que nada, romperla y lanzarla muy lejos de ella. Pero ya no podía darse ese lujo frente a su hija, había dejado de desnudase completamente en su compañía, debido a que la pequeña ya comenzaba a hacer comentarios incómodos en público. Así que ahí estaba, con las bragas y el sujetador empapados de sudor, buscando en el televisor algo para entretener a la niña, en lo que se refresca bajo la regadera.

Sonrió ruborizándose a recordar aquella tarde en la guardería. Cargaba a la pequeña en brazos y de pronto, Arya le palpó ambos senos gritando jocosamente "¡Pechos... pechos!", frente a la enfermera. A pesar de ser un acto inocente, a veces se encontraban los padres de otros niños, eso la hubiera abochornado aún más. En otra ocasión, estaba por bañar a la niña, la pequeña apuntó hacia sus genitales y dijo que su abuelita tenía pelos ahí. Pan sabía que a veces su madre se bañaba en la tina con la niña y jugaban con burbujas, como la adulta que era, no le pareció del otro mundo el comentario sobre el vello púbico. Pero ese tipo de comentarios en un lugar público podría ser demasiado embarazoso. Por eso evitaba mostrar su cuerpo completamente desnudo, pues la joven mente de la niña no entendía lo que provocaba vergüenza y pudor en los adultos. Para ser muy pequeña, contaba con un gran repertorio de palabras que dejaba anonadados a quienes la conocían.

Con desgano presionó los botones del control del televisor.

-¡ESE NO ME GUTA!- Chilló pataleando en el tapete. -¡QUITALO QUITALO...!- Gritó exasperada, elevando inconscientemente su ki.

"Genial. Justo ahorita tenía que salir el único programa que no le gusta"

La mujer respiró hondo controlando las enormes ganas de lanzar el control contra el televisor. Exhaló con calma y procedió a cambiar de canal fingiendo una sonrisa afable, hasta que por fin encontró algo del agrado de su berrinchuda hija.

Dejó el control sobre la cama y corrió hacia el baño despojándose de la torturante ropa interior.

-¡Esto es vida!- Exclamó sintiendo alivio bajo el agua.

Se duchó el cuerpo con rapidez, no estaba tranquila cuando la niña se encontraba despierta. Si no saltaba de la cama, causaba algún destrozo, inclusive ya comenzaba a asaltar el refrigerador a hurtadillas.

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