Un pedazo de ti - Cap18

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Un pedazo de ti – Cap18


El día nublado ensombrecía la capital del oeste, ocasionando mal humor en algunos de sus habitantes, a lo que Mati le atribuyó, el terrible temperamento que su jefe se cargaba ese día, muy contrario a lo que solía ser la mayoría del tiempo.

Agregó una cucharada más de azúcar a la taza de café, la tercera que el empresario pedía esa mañana, cuando regularmente pedía solo una, en muy escasas ocasiones dos.

Se apuró en llevar la bebida caliente hacia la oficina del antiguo fundador de la corporación, aun sin encontrarle sentido, al escueto pretexto que el híbrido puso al mudar su oficina a ese lugar. Aunque ella tenía una teoría; su jefe y la señorita Son, terminaron la linda relación que tenían. No había otra explicación para justificar el cambio de edificio. Estaba casi segura de que no se quería encontrar con la bella joven de cabello negro.

Mientras caminaba hacia la oficina, pensaba en lo triste de la situación, ambos se veían realmente enamorados, siempre sonrientes y con la mirada juguetona. No como ahora, con la luz de sus expresivos orbes apagada. Suspiró acongojada, le dolía ver a su jefe en esas condiciones en las que llegó, ojeroso por primera vez en su vida, desganado y malacariento, casi como su temido padre.

Tocó la puerta con discreción y de inmediato lo escucho decir que podía pasar. Estaba pensativo frente al monitor de la computadora, fingía leer algo, pero era evidente que no. Pensaba en algo, podía apostar a que pensaba en la señorita Pan.

Trunks agradeció escuetamente a su secretaria por el favor, la vio colocar la taza en el escritorio y salir en silencio. Probablemente la intimidó con su actitud cortante, sintió culpa, pero su cabeza era un lío, no tenía ganas de disculparse por el momento.

Pasó la noche en vela pensando. Después de que Pan se marchara la noche anterior, simplemente se congeló por varios minutos, antes de tomar la hoja que reposaba sobre la mesa. La observó detenidamente, nunca antes había visto un ultrasonido, tardó en encontrarle sentido a la imagen y una vez que lo detectó, se perdió en la diminuta forma de su segundo hijo. Porque sentía que esta ocasión, ella no mentía. Aun así, con todo el dolor de su alma, estaba decidido a comprobarlo en cuanto se pudiera.

Toda la noche pensó en las decisiones que tendría que tomar, las que menos afectasen a su hija, y al nuevo bebé, en caso de comprobarse su paternidad. Tenía muy claro que debía permanecer lo más lejos de ella, pero a la vez, quería participar en todo el proceso del embarazo. Todo aquello, que se perdió de su hija.

Razón por la que se debatió entre lo que deseaba y lo que debía hacer. Le dolía la cabeza, sentía el equivalente a una resaca, aunque no recordaba haber tenido una resaca real, de hecho, nunca se había embriagado, gracias a la resistencia de su cuerpo.

Hubo una ocasión en la que sí llegó a marearse y sentir algunos malestares al día siguiente. La fatídica noche que descubrió haber sido usado por una vieja con un falso cuerpo de muchacha de su edad, su decepción fue tal, que se encerró en su cuarto a llorar y beber, de una botella que encontró en la barra de su abuelo. Tomó el licor con mayor porcentaje de alcohol, una gran botella, bebiendo directamente de ella, mientras borraba de su computadora personal, todas las fotografías que atesoraba de esa falsa mujer, la que ahora no podía asegurar conocer ni la mitad.

Esa noche se dedicó a sacar todo su dolor, mientras escuchaba una y otra vez, una triste canción que terminó aprendió de memoria. Se sintió el hombre más estúpido del universo, las señales estuvieron siempre ahí y las ignoró. Estaba renuente a volver a tolerar más mentiras. Al día siguiente, su cuerpo le pidió reposo, dedicándose a dormir con un leve dolor de cabeza, acompañado de un molesto mareo.

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