CAPITULO VII

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Luego de veinte minutos llegamos a mi departamento y el insiste en acompañarme, pero como estoy tan enojada y herida, por como él ha estado evitándome de esa manera que no quiero ni seguir viéndolo así que salgo disparada del auto y voy mucho mas adelantada que el para así llegar a mi departamento lo más rápido posible por eso empecé a subir por las escaleras para no esperar el ascensor, siento sus pasos detrás.

Cuando llego a mi piso llego tan cansada por la carrera que no llego a atinar para abrir la puerta y escucho que él se esta acercando, maniobre lo más rápido que mi sofoque me dejaba para abrir, cuando al fin lo logro que voy a dar un grito de la emoción su pie intercepta la puerta impidiéndome que la cierre.

– Pero que te pasa Aurora, porque saliste corriendo como si tuviera la peste. Me pregunta extrañado.

– Estoy haciendo lo mismo que tu cuando te fuiste. Le grito, él me mira frunciendo su ceño.

– No me vengas con choradas cuando fuiste tui ese día en la oficina que saliste disparada y luego vengo y ni siquiera me dejaste entrar que querías que hiciera. Me grita igual.

Yo me quedo impactada por como me habla y no sé qué decir hasta que le digo.

– ¿Que, querías que hiciera que me quedara a presenciar como usted y su novia empezaban a comerse?

– No paso nada, inmediatamente te vi salir me fui tras de ti, pero no la señorita me mando a la mierda, dime tu que, querías que hiciera que me arrastrara. Abrí los ojos a mas no poder.

– Y-yo solo creí que después de a verme ido tú te habías cogido a la señorita francés y luego viniste para empezar donde lo dejamos. Le digo todo rápido, bajito y sin mirarlo.

– Maldición mujer como te hago entender que no paso nada. Me mira y de la nada siento como sus labios impactan con los míos.

Demonios este hombre besa de maravilla, yo le sigo y siento como me levanta enrollo mis piernas en su cadera y siento algo frio y duro en mi espalda hasta que veo que me estampo a la pared, siento como sus besos van bajando a mi cuello y justo en frente de mi veo un espejo y miro mi rostro como esta colorado por la excitación y mis ojos brillar de deseo y anhelo.

– No te detengas William. Le susurro al oído.

Siento como empieza a introducir una mano por mi vestido y yo empiezo a hiperventilar, mierda cuanto deseo esto, pero justo cuando va tocar mi sexo su celular empieza a sonar, él no quiere contestar, pero sea quien sea está muy insistente.

– DEMONIOS. Grita. – Es que no, nos pueden dejar en paz. Me da un beso y contesta. – Aló. escucha quien está en la otra línea. – Ok voy para allá, lo siento cariño, pero el idiota de mi amigo está muy borracho y Valeria quiere que le ayude. Me dice y quedo en shock por lo de cariño.

– Esta bien no hay problema ve tu hermana y amigo te necesitan. Le digo y le toco la mejilla, él vuelve y me besa y se va.

Yo suspiro y me recuesto en la puerta, Dios que me está pasando con este hombre solo hago verlo para perder por completo el sentido común.

No sé qué haremos después de todo lo que hemos pasado y hecho, ya no tengo tanta vergüenza, pero me da tantita pena ya que es mi jefa pero a la mierda me enciende como a nadie. Justo media hora después que ya me he quitado la ropa y desmaquillado suena el timbre del departamento, miro el reloj y son las tres de la mañana, quien será a esta hora, salgo de mi cuarto y pregunto quien es.

– Quien?

– Soy yo William. Me quedo anonadada y abro.

– Que hacesss. No bien termino la frase cuando ya lo tengo pegado a mi y empujándome para que entremos, cierra la puerta de una patada y me sube al desayunador.

– No podía esperar al otro día para verte y seguir en lo que estábamos. Me dice.

– Justo estaba pensando lo mismo. Le digo mientras voy desabrochando su ca camisa, vuelve a cargarme y caminar para mi habitación me tira a la cama y me mira.

– Preciosa.

Hasta que te conociDonde viven las historias. Descúbrelo ahora