Alguna vez, Principito

Capitulo 0. A mí mente.

Empecé a leer el principito, y cuando saboree sus primeras líneas solo pude pensar en aquel programa animado de mi infancia. Los pocos capítulos que transmitieron demostraban amabilidad, gentileza, pureza, y diferentes cualidades de las que realmente me enamoré.

Creo que eso fue lo que me salvó de caer en la oscuridad de mis aberrantes pesadillas. Lo que era viscoso y desagradable, se volvió cálido y maravilloso.

Apenas era una niña por lo que este tipo de cartoons son inevitables, cuando quedas atrapado en los primeros segundos es realmente es difícil seguir con tu vida sin pensar, "¿Qué va a pasar después?".

Lo que me envolvió no fue la trama, ni la música, o los maravillosos paisajes y aventuras, fue él , con su mirada honesta, su perfecto vocabulario y su elocuencia. Yo era ingenua, no sabía con exactitud qué era "El principito" quien era...

Pero supongo que su presencia apacigua mi dolorosa conciencia.

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Recordé mi infancia tan colorida como un olor que se queda grabado con un recuerdo. Cómo el aroma tan suave de las rosas, yo amaba las rosas, su variedad de colores y olores eran magníficos. Pero cuando ví que el principito adoraba a una, algo en mi se destruyó. ¿Por qué una rosa?, ¿Por qué esa rosa?.

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En la escuela cuando pregunté a mis amigas, el único tipo de flor que les gustaba era la rosa, se reían de sus gustos tan finos y adecuados para una niña. Pero yo solo pude entrecerrar mi puño y pensar.

-¿Por qué una rosa?- pregunté, ellas se miraron como si la respuesta fuera obvia.

-¿Y por que no?- dijo una con severidad- son lindas, y los chicos las regalan, eso las hace especiales. -Fruncí el seño algo disgustada, todas rieron y asintieron de acuerdo, no dude en sonreír después y concluir.

-Es verdad, tienen razón- mentí, de verdad no me gustaban, menos si mi principito tenía a una como su amor platónico y era algo que no podía aceptar. - son maravillosas...- reí y baje mi cabeza.

¿Que hago aquí? Porque estoy en esta escuela tan prestigiosa cuando ni si quiera pude responder una pregunta tan sencilla como que quiero ser cuando sea grande. No sé que hacer, no tengo ni idea de quién soy, ¿Cómo esperan que sepa quién seré?

Por eso cuando estás en una sociedad tan clasista y estética la única manera de sobrevivir es mimetizarte. Eso era lo que creía, así que solo sonreí y seguí escuchando su conversación, mentir para aparentar algo que no eres, complacer para sobrevivir.

Eso era lo que me repetía siempre.

Mentira, apariencia, supervivencia, esos son los principios básicos de aquellas chicas de menos de ocho años que fluían con la sociedad; y yo fluía con ellas, pero a una velocidad más lenta y distante.

-¿Que ves en tu rosa que darías la vida por ella?- pregunté al aire.- ¿Que vieron los demás en mi para dar su vida por mi...?

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