Lo ví muchas veces, cada vez que el sonreía una rosa florecía, todas las rosas estaban locas por el, ¿De quién estoy hablando exactamente?, Eso en realidad me confunde.Mi principito y mi Orquídea se parecen tanto, sus ojos tan profundos, su aura tan intensa pero misteriosa, su encantadora sonrisa que era capaz de hacer sucumbir hasta la galaxia más lejana, aquella sonrisa me mataba, tanto que me hacía pensar, -solo necesito verlo, no necesito nada más, solo su hermosa y encantadora sonrisa, aquella que inunda mis pensamientos cada noche mientras veo mi techo alumbrado por la poca luz de la luna. ¿Por qué me enamore de él?, ¿Que fue lo que pasó exactamente?
Realmente no sé si es amor, no lo entiendo.
En palabras de mi rosa, mi mejor amiga, preguntaría: -¿Cómo es que alguien de corazón tan frío y lejano logro descongelarse de alguien tan diferente a ti?
Yo solo sonreí y le contesté- Por que su corazón es cálido al igual que sus sentimientos, tan dulce y en sintonía que haria que el propio Iceberg que arrasó con el Titanic se hubiese sucumbido ante tal mirada..., ante tal belleza- mi poema solo es lo externo, lo básico que podría haber dicho sobre mis sentimientos hacia él, pero claro que no podría escribir mis pensamientos tan fácil, apenas si reconocí que lo amaba. ¿Por qué me enamore de él? ¿Realmente es amor?
La primera vez que lo ví, fue en mi mente, en mis sueños, en mi planeta.
-Es un asteroide- dijo mi principito aquella primera vez.
-¿Disculpa?- pregunte confusa. Su imagen en esos momentos para ahora es borrosa, no recuerdo muy bien como paso o que dijo con exactitud. Lo único que recuerdo es que dijo.
-¿No lo recuerdas? Es claro que vivo en un asteroide, ¿Porque siempre te refieres a el como un planeta?
Ni si quiera recuerdo la mayoría de las páginas del libro, solo queda en mi algunos fragmentos de que alguien alguna vez lo mencionó. ¿Quien fué?
No recuerdo las palabras, no recuerdo haberlo leído, ¿Quien me contó esa historia alguna vez?
¿Cuando fue que todo esto empezó?
...
Mi planeta era enorme, pero solo había un lugar que recordaba en cada despertar.
Un enorme desierto, tan lejano como mi memoria, el calor no era exagerado, era como si fuera un día fresco de verano. La arena era rosada y el cielo era de un morado con diferentes tonos como si fuera un pastel y le hubieran dado varías pinceladas. Había un pequeño montículo de tierra y pasto y un árbol gigante de unos cuatro o cinco metros de altura que siempre estaba en la estación de primavera. Las flores rosadas lo adornaban y están caían con gracia mientras eran guiadas por el viento.
Siempre me sentaba allí y observaba las cometas olvidadas que colgaban del árbol. Siempre me sentaba allí, en ese aeroplano rojo, me recostaba, me colocaba mi casco y observaba mi maravilloso cielo que cambiaba de azul a morado y biseversa. Las palomas volaban en bandadas y hacían figuras en el firmamento. Cerraba los ojos y me dejaba llevar.
-¿Entonces ya sabes quién es tu rosa?- me pregunto nuevamente mi principito, espabile y le sonreí con dulzura. El siempre hacía eso, aparecía de la nada y se sentaba junto a mi.
-Claro- el me miró curioso- entendí muchas cosas y para mí, mi hermosa rosa es mi querida mejor amiga- el frunció el ceño y negó con la cabeza.
-Tu rosa debe ser alguien especial, alguien a quien ames- tocó su pecho avergonzado, pobre de mi Principito, ama tanto a su pequeña e indefensa rosa, aquella de cuatro espinas que tiene para defenderse. Era tan joven para amar, tanto que no entendía el amor, pero ¿Quien puede entenderlo?
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Alguna vez, Principito
General Fiction¿Cómo es posible que el Principito este vivo?, y que justo ahora me haya arrastrado a vivir sus locuras en este mundo mortal e irracional que no tolero. Mi vida se volvió extraña y alocada desde entonces, y ahora lo único que puedo hacer es intentar...