11101

2.2K 200 0
                                    

Por una semana y media toda la rutina fue la misma. Despertar por la mañana y desayunar, ayudar en lo que pudiéramos, comer, ayudar, entrenar por dos horas, bañarnos, cenar, dormir y volver a empezar el día siguiente. Una semana nos fue suficiente para saber pelear en lo más básico, a usar armas y por a amordazar a una persona, lo cual nos hacía elementos más resistentes ahora.

Además, agradecemos mucho que nos dieran dos días de descanso de entrenamiento con la finalidad de que nuestros músculos se recuperaran.

—Siento que se me van a caer los brazos -intentaba levantar mis brazos para atarme el cabello, pero era doloroso

Los dos estábamos bastante a doloridos, pero era divertido ver cómo nos quejábamos por eso y nos movíamos torpemente por el dolor.

Jimin se levantó de la cama después de ponerse la bota y caminó hasta detrás de mí. Sentí sus dedos quitándome la liga de las manos y el cómo peinaba mi cabello y lo ataba.

Desde aquel día, no hemos vuelto a hablar del tema, pero las cosas entre nosotros se han vuelto un tanto más cercanas. Toma mi mano cada que puede, me da fugaces abrazos cuando estamos solos, incluso, dormimos en la misma cama a pesar de tener él la suya.

Cuando mi cabello estuvo atado, sentí sus manos deslizándose por mis hombros, rosando la piel desnuda de mis brazos hasta mis muñecas y después hasta entrelazar sus dedos con los míos.

—Lo he pensado -dije

—¿Qué has pensado? -susurró casi en mi oído

—Si soy la princesa -en el espejo de cuerpo completo que había en la habitación podía ver mi reflejo de pie frente a él y detrás de mí, el rostro de Jimin a mirando directo al espejo también atento a mis palabras -creo que necesito un príncipe a mi lado ¿No crees?

—Suena lógico para mi

—¿Estás dispuesto a tomar la responsabilidad del puesto?

—Si tu estas a mi lado, estoy dispuesto a tomar toda la responsabilidad

Me di la vuelta para mirarlo no por el reflejo, sino directamente.

—Espero que no te arrepientas en el futuro -susurré

—Claro que no

Mis ojos bajaron hasta sus labios, iba a besarlo, pero él fue mucho más rápido cuando su mano en mi espalda baja me atrajo hacia su cuerpo mientras que su otra mano se deslizó desde mi cuello hasta mi nuca para presionar mi rostro contra él suyo, para presionar mis labios contra los suyos en un gran beso.

Cuando se alejó de mí, pude ver una sonrisa en sus labios que me hizo sonreír a mí también, además del gesto que tuvo de poner el mechón de cabello detrás de mi oreja con un movimiento suave y dulce.

—Deberíamos ir a comer algo -dijo -tenemos pendientes hoy

—Bien

Al llegar al comedor, nos dimos cuenta de que había menos personas de lo normal, lo que era raro y fue aún más rato cuando en ese momento Miah y Scott pasaron por un lado de nosotros a paso rápido.

—¿Pasa algo? -alcanzó a preguntar Jimin

—Iremos a una excursión -contestó Scott sin detener su paso, por lo que tuvimos que seguir por detrás

—¿Qué es eso? -pregunté

—Vamos a ir a las ciudades vecinas para ver qué encontramos -contestó Miah con su tono amable y emocionado

—Yo voy

Los tres se detuvieron en seco y me miraron.

—¿Qué? -Scott con su tono firme de siempre e Jimin con sorpresa por mi repentina decisión

—Yo voy -repetí -mándame a mí en lugar de alguno de tus valiosos hombres, sigues dudando de mi ¿No?

—No puedes ir -dijo Scott

—¿Por qué no?

—Porque no te conozco y no quiero arriesgar la vida de mis hombres

—Eso mismo -di un paso al frente -déjame ocupar el lugar de alguno de esos hombres, cámbiame el lugar de tu mejor hombre por mi

—Kayla -Jimin me tomó del brazo -¿Qué haces?

Ignoré a Jimin y me concentré en Scott, ninguno de los dos alejaba la mirada del otro, claro que no, alejar mi mirada ahora seria cobarde de mi parte y sé que él jamás lo hará primero.

—...Estarás con Miah todo el tiempo ¿Entendido? -la miró -puedes matarla, tienes que matarla si lo arruina

—Sí -contestó ella firme y segura

—Yo también voy -dijo Jimin

—Y supongo que ¿Iras a un lado de ella?

—Sí

—Está bien -suspiró y volvió a caminar -pero no les estorben a mis hombres

—¿Hasta cuándo nos llamará sus hombres? -susurró Isaac para mi

—Hasta que este seguro de que no lo vamos a traicionar

Al final llegamos a un cuarto grande con una puerta que daba justo para salir por el subterráneo donde nos atraparon.

Estaban todos con los que entrenábamos, todos ellos estaban cargan sus armas y preparándose con cuchillos, cadenas y mochilas, así que nosotros hicimos lo mismo.

—Todos deben regresar para el atardecer -dijo Scott -vámonos

Todos los que iríamos a la expedición salimos del subterráneo y caminamos unas cuantas cuadras hasta detrás de un gran edificio donde había rejas metálicas de color gris, las cuales abrieron y entramos. Había camionetas de carga de color negro bien escondidas y en condiciones bastante buenas considerando el momento en el que estamos. Todos nos repartimos en las camionetas de modo que solo fuimos cuatro personas detrás y una más manejando, cinco personas por camioneta, en cuatro de ellas. 

La Resistencia (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora