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Todas las noches cuando Isaac caía dormido yo esperaba e iba a donde estaba Scott.

La primera vez simplemente intenté mover cosas sin ningún resultado, pero él estaba convencido de que podía hacerlo, pero yo no pesaba en eso. Al final y por falta de tiempo nos rendimos y solo nos concentramos en que podía detener corazones, pero necesitábamos saber a qué nivel y por eso, Scott se tomó el tiempo de conseguir una gran cantidad de ratas.

—Prueba detener el corazón de todas ellas

Jamás había visto a tantas ratas en un mismo lugar, era sorprendente y ruidoso.

Imaginé sus pequeños corazones entre mis dedos y cómo los presionaba, las ratas lo sintieron de inmediato y comenzaron a chillar por el dolor, pero no las maté. Dejé de imaginar sus corazones cuando sentí cómo me mareaba y cómo toda la habitación se convertía en un torbellino. Sentí cómo mi cuerpo se iba hacia atrás sin que yo pudiera hacer nada, pero Scott alcanzó a detenerme de los brazos y con cuidado me guio hasta el suelo donde me senté por un momento.

—Creo que son muchas -dijo

El mareo afortunadamente pasó rápido.

—Si eso pasa con ratas -suspiré -no creo que pueda con una multitud -lo miré -tal vez solo sea practicar, jamás he usado este poder, tengo que entrenar a mi cuerpo

—Eso tomará tiempo, solo tenemos días hasta el ataque

—Tal vez pueda hacer otra cosa

—Por hoy, vayamos a dormir

Me ayudó a levantarme del suelo para poder ir a dormir un poco.

Las cosas no estaban yendo como esperaba. Quería por lo menos derribar a una docena de hombres y ni siquiera podía con una docena de ratas.

La siguiente noche volví a intentar mover cosas, pero nada.

—¿Podré detener una bala? -pregunté curiosa

—¿Qué?

—Ya sabes, Matrix

—No puedes mover ni una hoja de papel ¿Esperas detener una bala?

—Tal vez no pueda darles movimiento a cosas, pero sí quitárselo, los corazones tienen movimiento propio, yo simplemente lo detengo

Pareció pensar en mis palabras por un momento.

—Intentémoslo -dijo -pero usemos algo de escudo

—Necesito ver la bala

—Lo sé -se giró a las camionetas y abrió la puerta de piloto -ve del otro lado

—¿Ah?

—Estas ventanas están blindadas, te protegerán

—¿Cómo explicaras las balas después?

—Del ataque, no preguntarán de dónde salieron después de haberlas tomado del ataque

Caminé del otro lado de la ventana y él se colocó enfrente de mí, sacó su arma y me apuntó. No me daba miedo porque sabía que el vidrio detendría la bala, lo que me daba miedo, era no poder detenerla y darme cuenta de que mi poder era casi inútil.

—¿Lista?

Acepté con la cabeza y respiré profundamente.

La bala se disparó y esto tuvo que ser demasiado rápido, por eso no pide detenerla. Al estrellarse contra el vidrio me hice hacia atrás por el susto.

La Resistencia (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora