La Resistencia (ParkJimin)

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Los cinco nos movíamos con libertad, un poco, pero fue fácil llegar hasta las afueras de la biblioteca. Los cincos nos pegamos a la puerta para intentar escuchar algo de lo que pasaba adentro, pero no escuchábamos absolutamente nada.

—Entremos -dijo Scott

Abrimos la puerta con cuidado y después de asomar la cabeza terminamos abriendo por completo la puerta para que todos pudiéramos entrar.

La biblioteca estaba vacía y no había rastro de ellos, tampoco había puertas por dónde ellos pudieran salir sin que nos diéramos cuenta.

—Deben estar aquí, ellos entraron y no salieron -afirmó JJ

—Debe haber una explicación -dije

Todos estábamos en medio de la biblioteca mirando por todos lados tratando de encontrar a dónde habían ido.

—Las puertas de los escondites -dije

—¿Qué? -todos me miraron

—Hay pertas de escondites aquí también, una de ellas no debe ser un simple cuarto y debe ser una salida de la casa

—¿Dónde? -preguntó Scott

—Hay una en la pared de allá -señalé esa pared -y hay otra en la esquina de allá

Corrí a la de la esquina y toqué la pared para encontrar la puerta, al final, simplemente era eso, un cuarto de escondite.

—Oigan

Roman nos llamó a todos a la puerta de escondite que le había señalado. No era una habitación, era una escalera de piedra en forma de caracol que iba hacia abajo.

Todos bajamos lentamente y en total silencio. Las paredes eran de la misma piedra que las escaleras y no había nada de luz, simplemente bajábamos tocando las paredes y tanteando los escalones para no caer.

Antes de llegar al final de las escaleras la luz de algo nos ayudó a alumbrar un poco el camino. Al final llegamos a un pasillo de piedra con techos altos, unos tres metros de altura, con piso de piedra y el camino era alumbrado por lámparas estilo clásico en las paredes, una tras otra como si fuera un pasadizo antiguo de algún castillo, y las lámparas tomaron el lugar de las antorchas.

—Esto es una locura -susurró Scott atónito por lo que veía

—Mi hermana tiene poderes de telequinesis ¿Y dices que esto es una locura? No sé cuándo demonios me metí en una maldita película de Matrix

Scott sonrió y todos lo miramos confundidos.

—Ella dijo lo mismo, acaso ¿Tienen un trauma con esa película?

—A papá le gusta, la ha visto como unas 30 veces antes de todo esto

—Entiendo

El camino por el que íbamos era largo, pero era todo el mismo paisaje... hasta que llegamos a una puerta de dos puestas de madera algo rojiza.

—¿Entramos? -preguntó JJ

Mi corazón latía aceleradamente y mi respiración se había hecho más pesada.

—Claro que vamos a entrar -respondí

Abrí la puerta con demasiado cuidado y asomé la cabeza para asegurarme de que no hubiera nadie más. Lo que seguía era un pasillo de piedra, pero de color claro, seguimos caminando, pero esta vez no fue por mucho tiempo, a nuestra izquierda había un arco que dejaba entrada a otra habitación más larga. En ese momento las voces de personas comenzaron a escucharse.