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Al final el doctor dijo que el desmayo había sido por exceso de cansancio. Supongo que mi fuerza agota el cuerpo de los demás haciendo que ese desmayo pareciera ser de cansancio.

—Será mejor que descanse por unos días

—Entiendo -dije

—Si necesita algo más, no dude en llamarme

—Gracias

—Descanse, princesa

El doctor salió y esperé un momento a que se alejara más y solo quedarme con la sirvienta y el sirviente que estaban esperando cerca de la puerta.

—No lo molesten, necesita descansar, él llamará a uno de los soldados cuando se despierte -miré a los dos soldados, uno de ellos era uno de los hombres que habían estado conmigo en la sala de interrogatorios y el otro no lo conocía, pero supongo que nos apoyaba -ustedes dos, revisen su estado cada 30 minutos ¿Entienden?

—Entendido -dijeron los dos al mismo tiempo

—Bien

Salí de la habitación y ya me esperaban dos soldados, de nuevo el que ya conocía y el otro que no. Los dos me siguieron hasta la planta de abajo. Era de día aún, no había tomado mi desayuno y ya era momento y el resto del día, me la pase tranquila, caminando por toda la casa viendo cómo aún había lugares donde los daños del ataque anterior estaban siendo reparados.

Si todo estaba bien, Kenneth ahora mismo estaría en su habitación dormido o listo para dormir y con los dos soldados a mi lado, las cosas serían tal cual las planee.

Después de unas horas de haberme ido a dormir yo también, me levanté de mi cama y asomé la cabeza por la puerta de mi habitación.

—Princesa -se sorprendió el soldad con el que había hablado desde un principio

—Tu nombre -pedí

—JJ

—¿Y el tuyo? -miré al otro

—Stephen

—Bien... -salí por completo de mi habitación -ustedes dos quédense aquí, cualquiera que venga y pregunte por mí, estoy profundamente dormida y nadie puede entrar ¿Entendido?

—Sí -contestó JJ

Me deslicé por el largo pasillo hasta dar la vuelta en la esquina y entrar al pasillo donde estaba la habitación de Kenneth y cuando llegué hasta su puerta, claro que estaban los dos soldados cuidando perfectamente porque al verme tomaron su postura firme.

—¿Nombres? -susurré

—Roman

—¿Y el tuyo?

—Fredy

—Escuchen, pase lo que pase, no dejen que nadie entre ¿Okey?

Los dos aceptaron con la cabeza.

—Confió en ustedes

—Puede estar tranquila, princesa -dijo Roman orgullosamente

—No me llamen princesa, llámenme Kayla o señorita, no sé, como quieran, menos princesa

—Entendemos, señorita -corrigió Fredy

No me gustaba el señorita, pero es preferible a que me llamen princesa.

Dejé a los soldados afuera y entré a la habitación cerrando la puerta a mis espaldas con cuidado de no hacer mucho ruido.

Kenneth aún seguía en su cama al parecer profundamente dormido, así que me acerqué a uno de sus escritorios para buscar una pluma y algo dónde pudiera escribir, así que encontré una libreta de cuero café con una liga vertical de color negro que atoraba el que no se abriera.

La Resistencia (ParkJimin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora