Usualmente las personas a mi edad disfrutaban con las salidas nocturnas, no de aquellas que consistían en una cena entre amigos, y algunas copas -quizás eso era algo que resultaba de mi agrado- más bien disfrutaban en aquellas que consistían en salir a clubes nocturnos, repletos de gente, bailar entre el bullicio, y beber hasta deshacerse de todo el poder de la razón, saliendo de un club en búsqueda de otro, siguiendo un ritmo de locura en el que nada de lo que pase esa noche importe, viendo los primeros rayos del amanecer de la ciudad que nunca duerme, tomar el desayuno en alguna cafetería disponible y regresar a dormir sobre las ocho de la mañana. Claramente ese ritmo no estaba hecho para mi, yo viajaba en otra onda.
Quizás era una chica de veintidós años físicamente, pero el alma de una persona de treinta y cinco, a quien le apetecían otras cosas. Siempre me habían resultado más atractivos los planes sencillos, disfrutar de otro tipo de cosas menos desenfrenadas, y a veces eso parecía resultar criminal para mis amistades. Y esque no sabía qué tan raro les parecía que prefiriese que pidieramos pizza en casa y jugaramos a juegos de mesa, para mi era un buen plan, al menos mejor que beber hasta vomitar por los callejones de Nueva York.
Por ese motivo, les estaba resultando una tarea bastante complicada el convencerme de asistir a una fiesta de Año Nuevo. Jugaban con una carta a su favor, y es que la fiesta no se trataba de algo ostentoso en alguna discoteca o pub, de hecho era en una casa. Sí, es cierto que no es algo tan terrible, pero aún así no me resultaba agradable, ni mucho menos lo que quería para despedir el año y comenzar uno nuevo.
Yo había propuesto un plan : invitar a nuestros amigos a casa, tomar una buena cena, algo de alcohol, buenas conversaciones y risas, nuevamente mi opción había sido vilmente rechazada.
- No vamos a hacer algo tan común, se trata de año nuevo, hay que salir, divertirse y comenzar con energía el año que está por venir .-
Mi amiga y compañera de piso, Elisa Chen, no tuvo pelos en la lengua a la hora de decirme que mi plan le parecía una mierda. Su plan frente al mío, no era tan distinto, al final salir a beber y festejar era algo que hacía regularmente los fines de semana. Digamos que no estaba muy de acuerdo con su postura.
- Está bien, comprendo que no queráis. Podéis ir todos, no tengo problema con quedarme sola.- y aquello que dije, no era mentira ni algo para hacerme la víctima y chantajear emocionalmente a los demás para salirme con la mía. No era más que la verdad. No me importaba quedarme sola en el apartamento, en pijama cenando comida basura y haciendo cualquier cosa que se me antojara. Disfrutaba del silencio, la soledad y la tranquilidad.
- ¿Tú te estás oyendo? No vas a pasar sola Año Nuevo, tirada en el sofá envuelta en tu manta de High School Musical como si fueras un gusano. No te lo voy a permitir. ¡Tienes veintidós años! - alzó sus manos haciendo énfasis. ¿Sinceramente? era una dramática. - Debes salir a vivir tú vida, a divertirte de verdad. No puedes limitarte a permanecer tranquila, sin drama y ninguna emoción durante toda tu vida. Algún día te despertaras a los cuarenta, arrepintiendote de todas las locuras que no hiciste cuando tenías la oportunidad. No quiero eso para ti.-
La verdad es que no tenía la más remota idea de qué película se había robado aquel discurso con moraleja de disfrutar mi juventud, sólo se vive una vez, Carpe diem. A pesar de que no eran motivos suficientes para hacerme desear ir a aquella fiesta, le dije que si.
Sólo para que se callara y me dejase darle play a netflix. Aún iba por la mitad del capítulo cuando había comenzado a fastidiarme la existencia.
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Lola Treneulle como Sidney
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Luke Hemmings como el mismo.
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