Capítulo 4

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Mientras los casquetes polares se derretían como queso "GRUYÈRE" y descomunales masas de agua se precipitaban en el mar, los días volaban y las semanas se esfumaban en Knightsbridge, ese sitio de la tierra en el que nada parecía pasar.

Allí se encontraba April, tendida en el sillón leyendo las últimas publicaciones del día.

— Te he dicho un millar de veces que te sientes correctamente sino quieres parecer un dromedario.
— ¿A que viene lo del dromedario, papá? — pregunté absorta en la pantalla del teléfono.
— Te saldrán deformaciones aquí y aquí. — dijo señalando en diferentes puntos de la espalda.
— Que trabajes en un hospital no significa que me tengas que dar el discursito cada vez que voy a descansar, además... — añadí. — Eres pediatra, y yo ya no soy una niña.
— Pero sigues siendo mi hija y esta, es mi casa. —

Después de quedar como una completa inútil delante de mí padre os diré lo que he hecho estos últimos días.
Nada.
Has acertado.
Últimamente me estoy esforzando al máximo para parecer una peligrosa individua con múltiples trastornos de personalidad, y no es porque lo piense toda la maldita zona en la que resido, sino también los únicos humanos a los que dirijo palabra.

No voy a recordar aquel día en el que Ashley se rió de mi hasta romperse las cuerdas vocales, pero lo que sí es cierto es que con, o sin ellos, voy a ir a "Baker Street".

¿Y cuándo? Preguntarás.
Pues esta noche.

Quizás no lo hice antes porque tenía miedo de ir sola (que sí tengo) o a lo mejor es porque en una parte remota de mi cerebro sé que es una pésima idea (porque también la es). En cualquier otro caso decidí hacerlo esta noche, sin amigos, sin padre, sin nadie.

¿Alguna vez has escuchado el refrán, la curiosidad mató al gato? Pues bien, tengo que advertirte que soy aquel gato muerto.

Al finalizar las clases fui a recoger unos apuntes. Al terminar cerré la taquilla y di un respingo para atrás.
– ¿Dios, están completamente idos de la cabeza? – dije recuperándome del susto. – Como se les ocurre esperarme detrás de la puerta...
- ¿Adónde vas esta noche April? - preguntó Dean.
Sonreí maliciosamente.
– Lo más probable en mí cama, ¿y tú?
– Por favor, no nos tomes por imbéciles, sabemos que vas a ir a esa tal "Baker Street". – musitó molesta Irene.
– ¿Se los ha dicho Ashley verdad?
Los dos asintieron.
– Traidora, esto me lo paga. - susurré.
– Vamos, no la tomes con Ash, sabes muy bien que no es lugar para ir sola, y menos de noche. – dijo Dean.
– Bueno, ¿cuáles son las razones por las que no podría ir? ¿Acaso sois mis tutores para prohibirme adonde voy y dejo de ir? – les dije.
Su silencio me bastó para dar por concluida la conversación.
Más calmada dije;
– Vamos, ya soy lo bastante mayor como para valerme por mi misma. ¿Que puede pasar mal?

Mientras me alejaba se miraron entre sí

Baker Street 22:06 P.M

Aquella noche hacía frío y yo ante todo, preparada, no me importaba ir como si acabase de salir de esquiar precisamente.
No voy a relatar las aventuras que pasé para llegar ahora pero solo quiero que lo sepas.

Todo era tal y como lo soñé, la multitud recorría la calle y nadie se fijaba en mi más que mejorable aspecto pésimo.
Justo cuando definitivamente entré en la calle alguien me agarró de la mano.

– ¿¡Qué cojone*?! – exclamé atemorizada.
–Tranquila, que soy yo tonta. – dijo. –

Aquella manera especial de hablar solo era emitida por una chica en concreto.

– Ashley, ¿sabes lo que es un infarto? Pues date por aludida, casi lo realizas a la perfección. ¿Que haces aquí?
– No iba a dejar que fueses sola a ninguna parte.
– ¿Le contaste a Irene y Dean que estás aquí conmigo? – pregunté con los ojos como platos.
– Esta vez no, les dije que te arrepentiste y que ahora mismo estarías contando ovejitas.
– Muy bien hecho. – sonreí.
– ¿Tienes alguna idea de que buscar o...?
– ...
– ...

Empecemos. – dije.

Lo más normal hubiese sido que alguna persona hubiese concertado una cita conmigo o hubiese dejado algo para llamarnos la atención, pero a partir de entonces la poca lógica que tenía todo aquello, estaría apunto de perderla.


Baker Street 00:32 A.M

Recorrimos toda la calle entera, no hubo ni un solo rincón en donde no hechamos el ojo.
– Necesito parar a descansar. – dijo Ashley.

Nos sentamos en un banco justo enfrente del "Lloyds Bank".

– ¿Sabes?, creo que todo esto fue una broma para hacernos ganar masa muscular.

De repente todo se volvió oscuro, el cielo, las estrellas, la calle, las personas, no había nada solo Ashley y yo, sentadas en aquel banco.

– ¿Oye April, hemos tomado algún tipo de droga? - preguntó Ashley observándolo todo.

Fue lo último que dijo esa noche.

 THE CONTRITUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora