El hombre que no quería amar - Taekook [Adaptación]

03.

—Amor, ya estás?..[.]— en ese preciso momento en el que Jungkook escuchó esas palabras puso su mano en su corazón.

Cómo habría podido ser de otra forma? Donde habría podido ir? y sobre todo, cómo? En ese instante le pareció escuchar el eco de un auto frenando y luego chocando, los vidrios rotos, esa sequencia pasando lentamente por su mente.

Apoyó sus compras en la mesa. Se tocó la frente, estaba sudado. Luego puso una mano en su cadera y se miró a su alrededor. Su miserable cocina, eso vasos ya viejos, los vidrios desgastados.
Se encontró en un espejo y no se reconoció. Estaba cansado, sus cabellos desordenados, pero sobre todo,  su mirada sin esa luz que lo caracterizaba. Eso era lo que le faltaba, su luz. Su belleza, esa que siempre le decían que era única. A veces dándole molestia, en realidad estaba ahí.

Estaba solo cansado, Jungkook se arregló el cabello, se sacó su chaqueta y la apoyó sobre la silla. Comenzó a poner las cosas que había comprado en su lugar.

Desde que era joven, Jeon Jungkook luchó contra su belleza, habría querido ser más reconocido por su pasión, su increible talento, ese regalo que tuvo desde que era pequeño.

El piano era su única razón de vida. Las notas era en lo que siempre pensaba.

A la edad de seis años, durante sus primeras lecciónes, había escogido algunas pistas clasicas, las pidió que se las llevaran a casa, él las sonaba en un modo diferente, convirtiendo su pasión en su vida. Iba al columpio, corría, se votaba al mar, miraba al sol tramontar, siempre con esas notas en su cabeza.

Jungkook era así. Había escogido: Après une lecture de dante de Franz Liszt para   usarlo como su himno al Amor.

Había decidido que se lo habría tocado para su homre, ese que le haría sentir feliz y enamorado. Pero nunca sucedió. Hasta que conoció a Yugyeom, arquitecto y jugador de Rubgy. 
Fisico y mente así como él. Pasión y raciónalidad.

Se conocieron en una fiesta, luego comenzaron a salir. Por la primera vez se había dejado ser y para Jungkook había llegado ese momento. Se había enamorado. Habría podido tocarle su himno al Amor. Días antes había tocado esa pista muchas veces, practicando, quería que fuera perfecto, como él lo sentía, como él lo habría querido tocar solo para él, para su Yugyeom.

Y esa tarde Jungkook estaba listo, si solo no hubiera pasado..

Había llegado a casa después de dar lecciónes cuando notó que el telefono de la casa estaba sonando, Jungkook cerró la puerta y fué a responder.

—Hola?..

—Finalmente! Donde estabas?— era Yugyeom.

—A dar lecciónes. Apenas llegué.

—Ok, amor. Oh, te compré la pizza con tomates y pepinillos..

—Te pedí solo tomates! Tomates y nada más!

—Amor, por qué estás tan agresivo?

—Porque nunca me escuchas.

—Pero, el pepinillo al llegar estará frio y podrás quitarlo traquilamente.. así solo quedará el tomate, como lo quieres tú.

—El problema no es la pizza, es que nunca me escuchas, quieres entenderlo o no?

—Entiendo... ya estoy viniendo.

—No te abriré.

—Ni aunque regrese y te traiga la pizza con pepinillos y tomates?

—Te dije que solo la quiero con tomates!

—Sí, solo estaba bromeado..

—Sí, sí, no me escuchas y me tratas como a un tonto.— Jungkook ya estaba cansado.

—Oh, cuando quieres pelear, le pones ganas? Verdad?..

—Me tratas como mi madre! Me fuí de casa a los dieciocho por eso y ahora estoy con alguien que no me escucha y me trata como un idiota!— le colgó.

Yugyeom metió su celular es su bolsillo, encendió la moto y aceleró lleno de rabia, estaba molesto de las ganas que tenía Jungkook pala pelear a todas costas.
Primera. Segunda. "Es posible que tenga que pelear con él siempre?" A la mierda. No me recordé que la quería sin pepinillos, pero no había necesidad de hacer esto tan grande." Pensó. Tercera. Quarta. Siempre más veloz. Siempre más enojado. Estaba en la bajada para llegar a la pizzeria. Ochenta. Noventa. Ciento veinte. Ciento cuarenta. Por la velocidad su vista no era clara, la rabia lo cegó, junto a las lagrimas causasdas por el viento, hasta el punto de no ver a ese auto.

Un auto había salido de la oscuridad en la carretera, mientras Yugyeom venía a toda velocidad. Fué un momento, dentro de ese auto estaba una señora de la tercera edad que apenas vió la luces de la moto se asustó, se paró en medio de la carretera, sin ir atrás o adelante, incapaz de cualquier iniciativa.

"Pero.." Yugyeom no pudo frenar, se quedó con la boca abierta, no podía ver con claridad, era como si ese auto estuviera viniendo hacia él muy velozmente.
No pudo gritar, nada, agarró fuerte el volante y cerró los ojos. No había tiempo de hacer nada, ni para orar, pedir algo, lo que sea. Solo ese ultimo pensamiento: "una pizza con tomate, sin pepinillos." No habría podido olvidarlo. Nunca.

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