El hombre que no quería amar - Taekook [Adaptación]

10.²

[Advertencia: Muerte de un animal, insensibilidad.]

—Bajemos aquí.— Todos bajaron del helicóptero.

Peckin puà cerró la puertas y abrió la 'maletera'. —Ponganse estas..— les dio unas raquetas de nieve, se las pusieron velozmente. —Y ahora estas.— les dio la verdadera razón por la cual Taehyung quiso venir, unas ballestas de caza. Ligeras. Precisas. Mortales. Tenían diez flechas ya listas para ser recargadas, con una precisión de más de trecientos metros. Taehyung descubrió esta arma mortal en un articulo y la idea de que la caza sea en canada lo había entusiasmado.

—Vayamos, recuerden tener las puntas hacia abajo.

Caminaron lentamene, con grande fatiga salieron en una montaña con nieve fresca.

—Shhhhh— Peckin puà se encondió detrás de una roca. —Deberían estár aquí.— alzó un poco su cabeza y como pensaba, estaban ahí.

El sol estaba alto y hacía calor. Se detuvieron en el punto que les había indicado Peckin y a lejos vieron a una pareja de ciervos. [...]

Peckin puà tomó el binocular, estudió la distancia y habló. —Son más de trecientos metros, es un tiro imposible.

—Dificil, pero no imposible.— Agregó Taehyung tomando en mano la ballesta, la apoyó en las rocas, se agachó y miró atravez del visor de precición. El ciervo apareció de entre los arbustos, en su visor. Dulce, tierno, inocente. Luego el ciervo sintió algo, miró su alrededor, se percató del peligro, se detuvo ahí mirándolo, inmóvil, sospechoso, era otro aminal, aún peor, un hombre. Volvió a mirar sintiendose tranquilo visto que Taehyung no se movía. Inocentemente volvió a ocuparse del arbusto.

Taehyung puso su dedo indice en el gatillo.

—Detente.— La mano del indiano se puso sobre su ballesta. —Mira.— Le indicó la misma dirección sin dejar de ver atravez de su binocular. Entre los dos ciervos apareció uno más pequeño, un ciervo blanco, trantando de caminar sobre sus jovenes patas, su madre trató de ayudarlo enpujandolo de tanto en tanto.

Algunos pinos llenos de nieve dejaban caer su peso, se sintió el eco.

La familia de ciervos era libre, feliz, completa, en su perfecto ciclo natural: nacer, crecer, reproducirse.

Peckin puà sonreía al mirarlos.
—Encontraremos más ciervos por allá, movamonos.

Taehyung simplemente negó con la cabeza. Namjoon entendió rapidamente y detuvo al indiano. —Venimos para cazar, no para hacer los sentimentales.

—Pero..

—El dinero que Taehyung puso no miran la cara de los sentimientos.

La discusión habría continuado de no ser por el silbido de la ballesta disparando. Peckin tomó con las dos manos su binocular, tratando de seguir la flecha, quieriendo que entre más de trecientos metros la flecha fallase. Era un cazador inexperto, podía fallar.
Pero.. Stock. La imagen de los dos ciervos junto al más pequeño entre ellos. Dejó su binocular.

—Equivocaste tu objetivo.

Taehyung guardó su ballesta. —No. Era el más dificil, lo había mirado a él.

El pequeño ciervo blanco tenía la flecha atraversada en el craneo, cayó en la nieve acompañado con un chorro de sangre. Los ciervos adultos inmóviles, observando a su criatura sin entender, la caza había terminado.

—Volvamos a la ciudad.

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¿Lo leyeron? ;;