Pasillo

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3_ PASILLO

Eran unos dedos larguísimos, con uñas puntiagudas. Se asían al marco de la puerta desgarrando la pintura blanca. Supuse que media más de dos metros pues al traspasar el portal, encorvó su cuerpo dejando ver parte de su espalda y su piel sudorosa pegada a la espina dorsal. Penetrantes ojos negros dominaban mi inconsciente junto a su bramido carraspeado saliendo de la inmunda boca llena de dientes afilados, retumbaban en mi pulso disparado.
De pie, sin poder moverme, impávido por el terror en el pasillo de mi casa, mi hijo salió de su cuarto, me tomó la mano y me dijo "papa, vuélvete a dormir, quizás el monstruo se valla, a mí siempre me funciona

Cuentos de SotanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora