Cazando

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4_ CAZANDO

Después de persignarse, mi madre me dio un jalón que casi me saco el brazo. -no mires hacia arriba y camina rápido- dijo.
Yo solo escuchaba el eco de sus tacones golpeando apresuradamente el asfalto, mis zapatillas con las agujetas sueltas y un graznido de pájaro que se posaba en una rama de un árbol en aquel callejón.
-no la mires, que te dije- me reclamo nuevamente, y yo ya sentía como su pulso subía y me apretaba más fuerte el brazo.
En mi inocencia de niña y pavor implantado por mi madre respondí con mucha displicencia. -pero mamá, si es solo un pájaro- susurré antes de voltear a verlo, más esta vez lo único que vi fue un vestido blanco desgreñado, con jirones a sus pies y el pelo negro, largo que se balanceaba por la rama. - no la mires hija, que tiene hambre y está cazando- dijo por última vez mi madre antes de desvanecerse en el aire.

Cuentos de SotanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora