Cuentos de Sotano

Cementerio

23— CEMENTERIO

Hace ya 15 días que hicimos un tour nocturno por un cementerio reconocido en la ciudad. Esporádicamente los hacían y nunca había pasado nada extraño más que tener sensaciones de ahogo o miedo paralizante. Nunca había pasado nada extraordinario hasta que me paso a mí.
Había hecho el tour dos veces antes y siempre la veía. Sentada en una tumba con las manos en el rostro, llorando, podía sentir su dolor.
Nunca quise comentárselo a nadie por temor a que me tildaran de loco, más, este último tour, lo hice exclusivamente para saber de ella.
Esta vez la noche era tan oscura que no podía distinguir muy bien, pero ahí estaba, sobre la misma tumba, ahora en posición fetal.
Poco a poco me aleje del tumulto para llegar a su lado. No voy a negar que estaba aterrado, pero algo me invitaba a encontrarla.
-¿Disculpa? ¿Te puedo ayudar en algo? - pregunte con voz temblante.
Ella, de unos 17 años indagó en mí.
-¿Puedes verme? - sin sacarse las manos de la cara.
-Pues claro- comenté un poco más relajado.
-Entonces ya no lloraré sola- musitó justo cuando mis amigos comenzaron a llámame.
Voltee a verlos y luego me giré para verla nuevamente pero ya no estaba.
Hace 15 días que mi familia viene al cementerio buscándome. Paso por su lado y no pueden verme. Lo único que tengo son mis lágrimas sobre esta tumba y esta chica que no me deja.