Indiscreto

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5_ INDISCRETO

No pude evitar mirarlo. Faltaban dos personas en la fila para que pasara yo a pagar en una tienda de un minimarket.
Calvo, con una mirada ida en el vacío. Era realmente inquietante saber porque el hombre que está a punto de atenderme se esmeraba en atender aún faltándole una mano. Aun así, en la muñeca, de la mismísima mano que le faltaba, se podía distinguir fácilmente un reloj.
Al pararme frente a él y entregarle los productos que había de comprar, no pude evitar preguntarle ¿porque no usa el reloj en la otra mano señor?"
El hombre dejó de pasar los productos por el lector de códigos, pasaron unos terroríficos segundos en donde mi pulso se disparó, mis manos sudaron y cuando tragaba el nudo de mi garganta el respondió. ¡Y como mierda me lo abrocho en la otra mano, pendejo de mierda!

Cuentos de SotanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora