☆ capítulo dos; la camiseta.

75 8 4
                                    

Luke.

Maldita sea, ¡es preciosa!

Entre el pelo rubio rojizo de la chica, sus brillantes ojos probablemente de color verde, su follable cuerpecito, y la forma en que parece un poco tímida, estoy deseando que estuviéramos solos en esta habitación juntos. Su sonrisa no deja sus labios mientras pasa sus manos alrededor de mi cintura, sacando mi camiseta. Cuando está libre, empieza a tirar hacia arriba. Pero luego se detiene. Por una fracción de segundo, la veo dudar. Está tratando de no mostrar que esta insegura de sí misma, o de lo que está haciendo. Miro hacia abajo a los líquidos ojos. No quiero que se detenga. Quiero sentir sus manos sobre mi piel. Así que la provoco, con la esperanza de alimentar a la felina que estoy dispuesto a apostar está enterrada en algún lugar en el fondo.

—Oh, vamos. ¿Es eso todo lo que tienes? —susurro.

Sus ojos taladran los míos y contengo la respiración, esperando a ver qué lado va a ganar. Con fascinación, miro como cambia el equilibrio de poder y el cambio se refleja en sus ojos. Consiguen ser un poco más brillantes, un poco más llenos de fuerza. En realidad nunca he visto a alguien reunir coraje. Determinación. Algo en esta chica se niega a ceder, a dar marcha atrás. Está aceptando el reto. Y es caliente como el infierno. Mantiene sus ojos en los míos mientras empieza a tirar de mi camiseta. Se inclina más cerca y me llega una bocanada de su perfume. Es dulce y un poco almizclado. Sexy. Como ella. Tiene que acercar su cuerpo al mío y estirarse de puntillas para pasar mi camiseta sobre mi cabeza. Puedo sentir sus senos empujando contra mi pecho. Podría hacer la tarea más fácil para ella. Pero no lo hago. Me gusta la sensación de su roce contra mí. No hay manera de que arruine esto. Una vez que tiene mi camiseta, retrocede y me mira. Es tímida al respecto. Eso es muy obvio. Es como si quisiera mirar, pero está un poco avergonzada por ello, lo cual realmente la hace más desenvuelta por alguna razón. Estoy seguro de que todos los ojos en la habitación me están mirando, mirándonos, pero los suyos son los únicos que puedo sentir. Son como lenguas de fuego, lamiendo mi piel. Son abrasadores y tangibles. O por lo menos se sienten de esa manera para mí. Respiro profundamente y sus ojos caen en mi estómago. Luego parpadea hacia abajo un poco más. Mira más tiempo del que debería, pero casi no tanto como yo quisiera de ella. Se me empieza a poner dura. Sus ojos se ensanchan y sus labios se abren lo suficiente para que su lengua se mueva a hurtadillas y los humedezca. Tengo que apretar los dientes para no tirar de ella hacia mí y besar esa exuberante y pequeña boca suya. Entonces la luz se derrama en la habitación. Es suficiente para romper el hechizo. Oigo la voz de un hombre. Una muy cabreada voz de hombre.

—Amigo, ¿qué diablos? —Es Jason. Sé por qué está enojado. No es fácil apartar mis ojos de los suyos. Hay una emoción tímida, reacia en ellos que me dan ganas de ver hasta dónde puedo empujarla. Pero no lo hago. Empujarla, me refiero. En cambio, miro lejos, volviendo la cabeza para echar un vistazo primero a Jason y luego a la sala llena de hembras salivando. La situación las mantiene expectantes. Maldita sea. Eso se estaba perfilando para ser una gran diversión. Sonrío al grupo de rostros clavados en mí.

—Señoras, este es Jason. Las estará entreteniendo esta noche.

Todos los ojos se vuelven a Jason mientras cierra la puerta y se mueve a mí alrededor. Miro a la chica que está sosteniendo mi camiseta. Está perpleja. Y por una buena razón.

—¿Qué quieres decir, con que nos estará entreteniendo? —pregunta, volviendo sus ojos confusos en mí. No respondo de inmediato. Sé que lo averiguara muy pronto. Ella mira a Jason, tratando de reconstruir lo que acaba de suceder.

—Ahora, ¿quién de vosotras, hermosas mujeres, es la novia? —pregunta Jason. Veo que la comprensión inmediata aparece. Sus ojos se abren de nuevo, e incluso en la tenue luz, veo sus mejillas ponerse rojas. Ella mira hacia mí y frunce el ceño.

—Si él es el stripper, entonces, ¿quién eres tú?

—Soy Luke Hemmings. El propietario del club.

down to u ♤ [l.h]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora