Tal vez me arrepienta de escribir esto, pero pero Finn Wolfhard te amo.
Creo que debí decir esto luego de que nuestra relación se fuera a la mierda y terminaramos como si fuera nuestra única opción.
Fue una discusión estúpida e inmadura, dijimos cosas hirientes y sin pensarlo mucho decidimos no volver a vernos, luego simplemente huimos como cobardes, no miramos atrás, no nos detuvimos, solamente desaparecimos entre la soledad de la noche.
Vete, pero antes déjame decir algo.
Desaparece, pero no te vayas sin escucharme.
Pierdete, pero dime una última vez que me amaste.
Lárgate, pero no vuelvas a recuperar lo que perdiste.
Porque cariño si alguna vez vuelves a pasarte por aquí me verás con el alma rota, la mirada perdida e ilusiones tontas.
No te espera nada en lo que fue nuestra casa, a perdido toda la alegría, los colores se opacaron y algunos fantasmas se colaron por la entrada.
El polvo acecha tu cama y tu guitarra tiene las cuerdas rotas, los fantasmas de los recuerdos merodean por las habitaciones robándose la felicidad de quien se ponga en su camino.
No te espera nada en esta casa de ensueño americano, no vengas cargado de ilusiones o esperanzado de encontrarme como me dejaste.
He guardado todos tus recuerdos en un baúl, los espejos se han empañado y las latas de cerveza abundan por el lugar.
En la cueva de las fantasías y sueños rotos te espera la mirada de un chico perdido que no ha superado una aventura de verano.
Así que pelinegro de cabello desordenado y sonrisa fina, no te aparezcas por este pueblo abandonado con tu cabeza llena de letras inconclusas y un cigarrillo a medio terminar.
Déjame olvidado entre el polvo y el licor.
Y amor mío si alguna vez pasas cerca de aquí, no vengas, vete lo más lejos posible y no pienses en mí, porque aquí ya no te espera nada.
