4 Sofá

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El sonido de mi móvil me despertó a eso de las once de la mañana. ¡Y qué sucio calor hacía en ese mismo momento! 11 de Junio... Madrid... horrible. Mi móvil volvió a sonar y esta vez hice un esfuerzo enorme por contestar.

—¿Quién?

—Señorita Kelly, le llamamos de Mediaset España.

—No muchas gracias— Y colgué rápidamente.

No se daban por vencidos con las santas entrevistas. ¿Cómo tienen mi nuevo número de teléfono? Estando en mi mano, mi móvil volvió a sonar, pero esta vez era Mónica.

—Buenos días amor.

—Buenos días.

—¿Esta Tom allí? Puedes responder con si o no.

—Sí, está aquí, pero podemos hablar.

—Así que sigue allí... ¿Algún día me lo contarás?

—Algún día.

—Solo te llamaba para recordarte que mañana tienes que coger un vuelo directo a Londres.

—¡Mierda! — Suspiré mientras me llevaba una mano a la cara— Se me había olvidado completamente.

—Por eso te he llamado, de todas formas... a tu lado tienes un caballero Inglés bastante apuesto.

—Mónica...

—Lo decía como sugerencia.

—Gracias por recordármelo, te quiero.

—Él más, que diga, yo más.

Crucé mis piernas sobre la cama de invitados y observé al monumento que tenía a mi lado. ¿Estará despierto? ¿Se despertará solo? ¿Preparo el desayuno?... Lo observo detenidamente y me da la sensación que durante semanas no ha parado de trabajar, ahora mismo parece descansado. Ayer después de nuestra ducha, vimos una película cualquiera de Netflix en mi sofá y nos fuimos a la cama cerca de las dos de la mañana... de ahí que estuviéramos durmiendo hasta tan tarde.

No pude resistirme a pasar un dedo por su vientre y me da la sensación que justo allí tiene cosquillas, porque abrió los ojos de par en par y yo solté un risita traviesa.

—Buenos días— Saludé sonriendo ampliamente.

—¿Qué has hecho? — Preguntó sorprendido.

—No lo pude evitar.

—¿Pero justo ahí?

—¿Tienes cosquillas verdad? — Y él asintió sonriendo. Y yo continúe riéndome.

—Vendetta— Dijo tomándome entre sus brazos y tocando la parte baja de mis caderas y haciéndome muchas cosquillas.

—¡Para! ¡Para! ¡Por favor! —Grité riéndome y retorciéndome entre sus manos. Vi como sonreía ampliamente, agacho su cabeza hasta la parte alta de mi ombligo y plantó un beso allí, cesando con su ataque. Cuando volví a ver su cara, vi que era feliz. Y eso me hizo sonreír. —Tom ¿Por qué tengo la sensación de que llevas tiempo sin descansar del todo bien? — Ladeo su cabeza curioso, junto sus cejas y sonrió.

—Esa misma pregunta podría hacértela a ti. — Y puso la pelota en mi tejado.

—Venga, vamos a desayunar— Ya hablaríamos de todo esto a lo largo del día.

Preparé capuchinos en mi Dolche Gusto, cafetera que llevaba siglos sin usar. Preparé galletas, magdalenas y tostadas en un plato. Sentí su mirada en mi espalda y supe que estaba recostado en el marco de la puerta de mi cocina, observándome.

Always in my heart- Siempre en mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora