24 Puente Alejandro III

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Escuchaba de fondo voces hablar en Francés.

Me encontraba totalmente en otro mundo; puesto que este mundo era muy diferente al mío. Estaba en una de las cadenas de Hoteles más caras, allí plantada de pie y en París.

—Pareces algo cansada—Escuché su apreciación sobre mi estado de ánimo, cuando pasó una mano por mis hombros.

—¿Cómo? —Levanté mi mirada desde el candelabro gigantesco, del cual me había quedado embobada mirando. —Perdona, no he oído lo que me has dicho...

—Pareces cansada, cielo. ¿Estas bien? —Preguntó y lo dejé que me llevara donde él quería.

Simplemente no respondí a su pregunta, ya que, había más personas en el ascensor que nos llevaría a nuestra o nuestras habitaciones. Deseaba fervientemente que fuera nuestra. Así podría disfrutar de él, un suave rubor cubrió mis mejillas, ante mis pensamientos.

Lo miré de reojo y la verdad es que tenía un aspecto muy deseable. De todos es bien sabido que Tom es muy sexy. Está catalogado como uno de los hombres más sexys del planeta y en varias ocasiones ha sido elegido como el actor más elegantes y mejor vestido.

Y allí estaba yo, una don nadie, con semejante monumento de hombre. Estos pensamientos no van a arruinar este viaje, si estoy aquí, es porque él quiere que este aquí, me recordé a mí misma. Sentí un suave tirón en mi mano cuando llegamos a nuestra planta; el botones nos acompaño hasta nuestra habitación. Una Suite de ensueño...

Todo estaba decorado de manera exquisita y llena de rosas blancas y con un suave toque crema entre ellas. Nos habían preparado el desayuno y en medio de la mesa habían puesto una Botella de Moët & Chandon Rosé Impérial.

—¿Celebramos algo? —Detuve mi suave marcha por el suelo de la habitación y me giré hacia él que me estaba mirando con una amplia sonrisa desde la puerta cerrada. Lógicamente, todo esto lo había preparado él.

—Feliz cumpleaños.

—¿Cumpleaños? —Pregunté sonriendo mientras miraba las rosas y los jarrones.

—Sí, feliz cumpleaños—Volvió a repetir mientras se quitaba las gafas de sol y dejaba su equipaje de mano en suelo—Hoy es siete.

—De julio Tom, de Julio. Ha pasado...

—Un mes desde tu cumpleaños—Cortó mi frase mientras se acercaba a mí y me pasaba las manos por mi cintura—Y no pude estar allí, para celebrarlo contigo. —Lo miré con una sonrisa de incredulidad en mis labios y él metió una mano en mi cabello, la otra la llevó directamente a mi hombro derecho— ¿Te gusta?

—Sí—Afirmé junto a sus labios y entonces procedió a besarme.

El tirante de mi vestido cayó ante su ligero contacto, abrí mi boca y le permití meter su lengua profundamente, sus besos cada vez eran más apasionados. Al caer en cuenta mi vestido veraniego estaba en mis tobillos y me encontraba quitándole su camiseta azul. Aún seguía de pie cuando pasé una mano por su torso desnudo y lo observe al detalle. Pero el admirar su cuerpo, no entraba dentro de sus planes. Así que subió mi mentón ante su mirada abrasadora de un azul intenso y volvió a besarme, pero esta vez y ante ese contacto, acabamos encima de la cama.

—¿Admirando las vistas? —Preguntó al caer encima de mí, a lo que yo respondí con una risita.

Solté un profundo gemido cuando él calvo sus dientes en la parte izquierda de mi cuello y me lleno de besos hasta llegar a mis pechos.

—Creías que estaba cansada, creí que íbamos a descansar—Dije entre suspiros.

—Eso no está dentro de mis planes—Respondió y yo sonreí complacida. Él bajo de la cama y se quitó sus pantalones grises de tela.

Always in my heart- Siempre en mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora